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Una mirada "cebolletera" al Centinela

Hoy os traigo un artículo escrito por nuestro "rolero cebolleta" (con todo el cariño, Antonio) sobre La Mirada del Centinela.

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La Mirada del Centinela es un juego de rol de ambientación superheroica publicado por Nosolorol, allá a finales de 2012 o principios de 2013, no lo tengo muy claro. Ellos mismos lo definen muy bien, indican que se trata de vigilantes y no de superhéroes en sentido estricto, y a estas alturas ya ha habido unas cuantas reseñas y comentarios en acreditadas páginas del mundillo, que os pueden ofrecer muchos más datos que este comentario.

Entonces ¿son necesarias estas líneas? Muy posiblemente, no. Pero quisiera compartir “Mi” mirada sobre este juego, y alguna de las ideas – y dudas- que han ido apareciendo cuando reflexionaba sobre este juego. También debo preveniros, esta mirada personal es la de un atlante cebolleta, de los que, al decir de algunos, cuando apareció lo que llaman “vieja guardia”, ya estaba allí…



Recientemente, y con motivo de las próximas XX Jornadas Krítikas yo mismo propuse que podía hacerme cargo de que hubiese partidas de este juego en plan presentación. Esta propuesta me sorprendió a mi mismo el primero: sí, siempre me han gustado los superhéroes, pero reconozco que soy reticente cuando oigo o leo acerca de “modernidades”, sinceramente nunca las he visto funcionar, o siendo más preciso, cuando las he visto funcionar de verdad, ha sido en una mesa que no las necesitaba, porque ya habían desarrollado su estilo propio integrando los rasgos de los personajes (de historial, o adquiridos a través de la interpretación y de las partidas). Pero prefiero intentar evitar el cebolletismo y no perderme en mi propia digresión.

Lo que sí he de decir que desde que lo adquirí en las pasadas navidades la pereza me pudo y aparte de un vistazo muy diagonal que me sirvió para concluir “está bonito… qué sistema más raro… bueno, si eso, ya luego” le había dedicado muy poco tiempo más. Hasta ahora.

Desde mi punto de vista de jugador y master “clásico”, se me planteaba un pequeño desafío: un sistema nuevo, con “moderneces” que, como poco, nos presenta al Aspecto de “Peculiar”, que se activa de forma dramática cuando escuchamos el eco que ha producido en la red.

Uno de estos ecos plantea que no está muy bien explicado cómo se “monta una mesa” de “La Mirada del Centinela”, que era precisamente lo que yo buscaba. Sí, me encontré un producto muy bien acabado, y con un gran cariño por los cómics de superhéroes, que comparto; incluso encontré en el manual algunas ideas que surgieron en su momento en mi mesa. El trabajo había consistido en convertir la experiencia de una mesa de juego en un juego de rol.

Pero yo estaba en el paso siguiente, buscando cómo montar una partida de este juego de rol para las XX Jornadas Krítikas.

Una partida de Jornadas, sobre todo una partida de un juego nuevo, o una partida de presentación, debería, desde mi punto de vista, tener unas características muy determinadas: debe ser breve, con personajes pregenerados (punto importantísimo para la brevedad) y que, sin abrumar a los jugadores, ponga de relieve los puntos característico del juego.

No es difícil preparar unos personajes, en especial cuando ya viene un número importante de ellos listos para jugar, y el propio sistema de juego es uno de sus elementos característicos, pero en mi mente empezaba a patinar algo…

No encontraba el enfoque, y en esos casos, los clásicos, acostumbrados a juegos primordiales con reglamentos carentes de sutilezas, solemos adoptar la costumbre de cambiar lo que haga falta. Esta costumbre de implementar modificaciones y reglas caseras en ocasiones ha sido germen de nuevos sistemas (quizá como el presente), pero leyendo al autor, nos decía el juego funciona tal y como está. Mi primer pensamiento fue que funcionaba en su mesa de juego, y que faltaban cosas. El segundo fue que no faltaban, sino que se quedaron por el camino, cuando lo que había en su mesa, algo particular, fue convertido en algo general y con vocación de llegar a todos lo públicos. Y el tercero, mi reto personal de mantenerme fiel al juego: “Vengo a presentar un juego, pero tiene unos pequeños cambios, porque en mi mente no funcionaba bien.” Inadmisible.

Así que volví al manual, y empecé a consultar la red…

En este juego de rol se plantean distintas opciones de juego, que corresponden a las épocas del personaje central, el Centinela, y que, al mismo tiempo, se corresponden las etapas históricas de los comics de superhéroes en general, y la historia de cierto personaje en particular. Algunas de las opciones, la de “La Era de los Vigilantes” supone el planteamiento más claro: los jugadores interpretan un grupo de héroes. También encontré algún comentario en la red de que esta opción había funcionado muy bien. Perfecto…

Pero la opción principal, más original, más característica, por tanto adecuada para mi planteamiento, es la del Equipo del Centinela: intentar presentar una partida en que los personajes colaboran para dar vida a la leyenda del vigilante de Betlam City.

Una vez más, el manual señala el camino: aquí tiene los diferentes equipos hasta el más reciente Equipo Centinela: son estos personajes con estos rasgos. Y aquí tiene unas partidas. Con portada de comic. Escoja una y no le de más vueltas, abuelo.


Sí, esto estaba bien, pero…

No es lo mismo probar un juego que iniciar una partida. La experiencia de jugar a rol es la de crear tu propio personaje para luego interpretarlo. En él ponemos parte de nosotros mismos, los compartimos con nuestros compañeros de mesa y pasamos un buen rato juntos. Mi mirada se había parado sobre la siguiente pregunta: ¿se puede hacer esto, más allá de la mesa de juego de sus creadores?

En este sentido, la historia del Centinela está abierta para la aparición de un nuevo equipo, pero solamente existen los ejemplos de los personajes de los equipos previos, y algunas pistas o ejemplos de cómo se pueden unir o ser reclutados nuevos miembros del equipo.

Se echa de menos una guía clara, igual que los módulos no incluyen escenarios específicos con tiradas requeridas y dificultades. La fidelidad de los autores al estilo que se han marcado: apertura de posibilidades en cuanto a los escenarios y el hecho de no imponer criterios únicos, en cuanto a tiradas necesarias o resolución de situaciones, juega en contra de la claridad cuanto una mesa de juego que quiera ir más allá de una sesión o de planteamientos fáciles, como el de “equipo de vigilantes”. El poder de la libertad a cambio de la responsabilidad del trabajo creativo.

No me parece muy complicado cuando se trata de un grupo regular, con tiempo para jugar (y preparar sus personajes) y con ganas de colaborar y emprender una aventura diferente, en la línea que nos plantea “La Mirada del Centinela”. Sin embargo, me cuesta imaginar una partida regular con estas premisas de planteamiento, estilo de personajes y reglamento.

Una vez más, una conciencia anti-cebolleta me sugiere que deje el “podría ser” y vuelva al planteamiento de la partida para las Jornadas Krítikas. Una de las cosas que he notado con la edad es que mi creatividad en cuanto a inventar cosas nuevas (si es que alguna vez la tuve) ha ido dejando de funcionar. En su lugar, se hacen presentes recuerdos y “cosas antiguas” para aportar soluciones “viejas”. El recuerdo en particular al caso es el de una serie de los años 80, con y, titulada “Mascarada”.

Se trataba de una agencia de espionaje que no podía disponer en plantilla de todos los profesionales especializados que necesitaban para sus misiones. Por tanto, para cada misión reclutaban a los profesionales necesarios bajo el pretexto de ser ganadores de un viaje, que iban cambiando en cada episodio autoconclusivo. La serie tenía como hilo conductor al director de operaciones (Rod Taylor) y dos agentes, una jovencísima Kristie Alley y un joven actor que se suicidó (una pregunta quizá propia de trivial freak) y que no llegó a ser conocido.

Ya iban apareciendo las ideas, los recuerdos, como el equipo de especialistas que estaban en deuda con otro personaje clásico, “La Sombra”, de quien, sin duda, el Centinela también es heredero.


Podría extenderme más acerca de sistemas concretos que no me acaban de convencer, como que sean las “Complicaciones” las que proveen de puntos dramáticos a los personajes… pero ¿hasta qué punto una digresión contribuye a que avance la trama?

La exposición de las dificultades, no obstante, no quiere ser sino el primer paso para resolverlas dentro de los parámetros de los autores, un marco que, aunque solo sea por el cariño demostrado al género, me propongo respetar firmemente.

¿Qué sucederá al final? Aunque tengo algunas ideas, o quizá las tuve para solucionar una situación parecida en el pasado, y sin olvidar solicitar alguna amable sugerencia de vosotros, distinguidos lectores, no me queda más que invitaros a que descubramos juntos cuál será el próximo episodio en la historia de la familia del Centinela.

¿Me habré rendido y plantearé, sencillamente, una aventura de un equipo de vigilantes?

¿Tras la misteriosa desaparición del Centinela, los esforzados agentes de Betlam Central tendrán que dar lo mejor de sí mismos para salvaguardar la ciudad?

¿La patrulla de Jueces capitaneados por Juez Sentinel podrá superar las amenazas sin nombre de Betlam Megacity?

¿Habré conseguido mi objetivo y los osados jugadores encontrarán un nuevo Equipo Centinela para salvar de peligros insospechados a los habitantes de Betlam City?

La solución a éstas preguntas en la misma Centinel-hora, mismo Centinel-canal… o bien, si os pasa como a mí, y no lo tenéis tan claro, en las próximas Jornadas Krítikas.

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