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Angélica y el príncipe (III parte)

Viene de aquí y aquí

«Sabed, pues, ¡Oh, Príncipe!, que los Antiguos Dioses dispusieron la creación o construcción de distintos seres, pero tuvieron miedo a que Erhdom los juzgara fuera de sus reglas, así que los dejaron fuera de la corriente del Tiempo, hasta que Erhdom creó algunos y ordenó en la corriente del tiempo las Reglas que habían establecido. En primer lugar fue la materia, luego la energía, luego los seres compuestos de materia y energía, empezando por los de mayor cantidad de materia y menor cantidad de energía... ¿recordáis, mi Príncipe?»

—Primero la roca, el suelo, la arena, el metal, la tierra; luego B’Erhtod, el sol, las estrellas; después las amebas y las plastas, los insectos, los animales, nosotros...

«Así está escrito. Habiendo Erhdom concluido, los dioses ordenaron sus creaciones alrededor de la obra de Erhdom, pero no absolutamente. No hay pueblo alguno que se diga hijos de Merggin, ni lo podemos ubicar. Algunos dicen que son los servidores de los dioses, los mensajeros; otros que las criaturas de los Abismos... la versión más exhaustiva indica que son seres de energía, principalmente y que eligen en un momento de sus vidas cómo van a manifestarse. Si su tendencia es egoísta o dañina se convierten en formas diabólicas o demoníacas; otros son los seres celestes que conocemos como Mensajeros de los Dioses; los que escogen una manifestación física, aparecen en Erhlann como Titanes majestuosos, o Altos Faéricos. Por supuesto, los Hijos Inmortales de Merggin, también construyeron: los elfos se llaman a sí mismos Hijos de Íneril; los enanos, los medianos y los gnomos tampoco son hijos de Erhdom... respecto a los Enanos, la leyenda que yo estimo más cierta dice que no son hijos de Erhdox, sino que lo son del mismísimo Erh, los primeros de entre los seres mortales, seres hechos de materia, toscos, sí, pero fuertes y poderosos: les es imposible utilizar su energía por los caminos de la magia, pero, lejos de debilitarlos, contribuye a que sean aún más fuertes.»

—¿Y Erhdox?

—Erhdox es uno de los últimos hijos de Erhdom, a quien el propio Erh confió el cuidado de su creación, la raza de los Enanos, que son como las razas primitivas. Cambian poco o no cambian en absoluto. Son sobre todo materia, pero su energía realizadora es inmensa; son como Erh, creadores, artífices, artesanos. Hay pocos artistas entre ellos, sin embargo, su obra es imperecedera y admirada por todos los pueblos, incluidos los altivos elfos.

—¿Qué hay de los Halflings? ¿Son como los Enanos?

«Sí y no —prosiguió gravemente el Tutor.— Ellos son la prueba de que los Antiguos Dioses también eran imperfectos. Como te dije, los Antiguos Dioses no sumergieron sus creaciones en la corriente del tiempo, esperando a que Erhdom concluyese su obra, y luego trajeron más seres, o bien desecharon cobardemente sus creaciones e hicieron unas nuevas, alteraciones y combinaciones de las anteriores, como los Pegasos o las Quimeras. También fueran burlas o recombinaciones sobre el tema de los enanos los Halflings y los Gnomos, en distintas vertientes; sin embargo, estos pueblos fueron benditos por Erhdom: los Gnomos saben cual es su misión en la vida—de ahí su nombre— y pueden consagrarse íntegramente a su cumplimiento; los halflings tienen la virtud de la felicidad: necesitan muy poco para ser felices, sin afanarse en otros trabajos, no sienten el deseo de hacer más. Pueden pasar su vida entregados a la vida sencilla, comiendo cinco veces al día y viendo pasar las estaciones. Los enanos los reconocen como parte de sí mismos, por eso han extendido su protección sobre ellos. Una vez los seres estuvieron en su lugar, Erhdom y Merggin aplicaron las Reglas y así se establecieron las duraciones de sus vidas, quién se comería a cual y cuántos hijos tendría de cada parto, en qué lugares debía vivir cada cual y otras de esa clase.»

—¿Y los seres que habían sido creados y que los Antiguos Dioses no se atrevieron a sumergir en la corriente del Tiempo? ¿Qué ocurrió con ellos?

—Algo realmente terrible, una maldición para todo lo que había sido creado o construido.

—No puede ser tan malo. Esos seres fueron creados por los Antiguos Dioses y no harían algo malo para el resto. ¡Fueron ellos los que inventaron el Bien y el Mal!

«Sabed, pues, ¡Oh, Príncipe!, — entonó de nuevo el Tutor, imponiendo silencio con un gesto solemne — que los Antiguos Dioses temieron que sus criaturas no se ajustasen a las Reglas, que Erhdom las rechazaría y les recriminaría; y también temieron que sus hermanos se burlasen de ellos; fue el miedo el que marcó el destino de estos seres y es el miedo y el rechazo el centro de su existencia desde entonces. Como ya os he dicho, estos seres no fueron sumergidos en la corriente del tiempo, pero no por ello dejaron de existir. Consumieron su energía, tal como le habría ocurrido a Erh si no hubiese comenzado con el Origen, y una vez consumida, estando casi a punto de perecer, su naturaleza de perdurar como todas las razas les impulsó a extenderse por la realidad, fuera del tiempo y de algunas de las Reglas, como una amenaza a ellas y a todo lo que había sido Originado; sin embargo, Erhdom no las apartó ni destruyó, porque tanto él como Merggin juzgaron que aquellos seres serían el peligro, la amenaza definitiva para las criaturas que estaban sometidas a las Reglas, robando la energía de aquellos: hoy los conocemos como Muertos Vivientes. »

—Ahora queda poco para el final ¿no?

—Tenéis razón nuevamente, pero son pocas palabras que corresponden a mucho tiempo.

—Entonces terminad, por favor.



Continuará...

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