Os ofrecemos un nuevo relato participante en el III concurso de relatos breves de Sant Jordi. En esta ocasión se trata de Pasaje de un suceso: I parte escrito por Bretonia.
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La niebla se había apoderado del paisaje, las nubes se habían condensado y había vuelto el cielo de color negro con amenaza de tempestad, pues los truenos se empezaban a escuchar desde lejos y a verse los primeros relámpagos. El aire era denso, impuro, difícil de respirar por un ser humano...y allí entre el paisaje se levantaba ese pequeño castillo con aires de ser una mansión fortificada, con sus grandes gárgolas que colgaban de sus pequeñas torres, gárgolas que parecía que por cada relámpago que caía cobraban vida, pues daba la sensación de moverse tras el trascurso de cada fracción de luz que en ellas se reflejaba...y allí estaba, esa gran torre central, en la cual una sombra curva y decrépita se retorcía y apoyaba entre sus torretas, mirando el gran portón desde su posición, esperando la llegada de alguien o algo…
Una joven, bella y esbelta figura, de larga cabellera rubia, ojos verdes y cara angelical bastante pálida, se incorpora en la escena de la torre central. Camina apresurada y se acerca a esa figura deformada por los largos años que pesan sobre ella.-Mi señora Daphnelma, lo que había encargado ya lo hemos traído con toda la urgencia que requiere el caso, yo misma la elegí para vos-. La figura curva se quitó la capucha que tapaba su rostro, y se pudo ver una horrible cara carcomida por la edad.-Mi fiel Sarah, mi mejor consejera, hija y servidora, a veces pienso que debería haber más fieles sirvientas como tú, pues no hay nadie mejor que haga cumplir mi voluntad-.La anciana Daphnelma hizo intento de dar un paso y Sarah se adelantó a los movimientos de esta y le cogió el brazo para ayudarla a caminar-.Daphnelma, sabes que me preocupas y sabes que te amo como a una madre, y no me gusta verte así, pues no entiendo porqué has estado largos meses sin ingerir ni una gota de sangre. Podrías perecer en cualquier momento...aunque reconozco que otro de nuestro linaje hubiese perecido ya-un largo suspiro surgió de Sarah y Daphnelma paró en seco, y cogió con su torpe mano el rostro de la joven Sarah.-Sabes que es necesario que haga esto, pues mi disciplina de videncia lo requiere, mi ser necesita este estado para ver el presente, pasado y futuro, y algo dentro de mí hace que este inquieta, y hasta que no vea lo que es no podré estar tranquila. Aún queda alguna gota de sangre de reserva dentro de mí, conozco mis límites, aunque reconozco que me encuentro débil, o sea que no te preocupes mi querida Sarah. Ordena que preparen la daga ritual, el altar de sacrificio y los dos cuencos para poner lo necesario para visualizar mi clarividencia, y por favor, aproxímame hasta el altar. Hoy terminará todo... ¡ah!, Sarah, tener el privilegio de vos misma atar a la víctima que vos misma elegisteis para mí. El destino es caprichoso y desenredar sus nudos para averiguar que pretende es muy complicado… -.
Sarah acercó a la anciana al altar, después se alejó a organizar todo el ritual; un séquito de humanos "aspirantes a ser abrazados" trajeron a una bella doncella de 7 meses en cinta, atada y amordazada, se la entregaron a Bashik y esta le quitó sus mordazas, la joven gritó pidiendo auxilio...-Grita, pues nadie aquí te podrá salvar, tan solo la muerte-.Tras decir esto medio sonriendo, Sarah pronuncio unas palabras y sus ojos penetraron a la doncella, la cual al acto calló sin rechistar, la ató en el altar ritual, y como una simple marioneta la chica se dejó arrastrar y hacer con ella lo que quisieran. Después de estar atada la chica, Daphnelma se plantó al pie del altar, alzó la daga ritual, pronunció un lenguaje arcano susurrando a la daga, y esta empezó a brillar con el color del rojo fuego; Daphnelma empezó a extirpar el vientre de la joven embarazada, la daga parecía que cortaba su vientre por la mitad como si fuese frágil arcilla húmeda, y a su merced dejaba que las entrañas empezaran a salir intactas. Daphnelma soltó la daga y con sus manos desnudas penetró sus entrañas y las arrancó, y las puso en uno de los cuencos preparados, luego quedó visible la bolsa del futuro niño que nunca nacerá, lo arrancó de la matriz de la madre y lo puso en el otro cuenco. Después esta miró los ojos de la doncella que aún permanecía viva, y se jactó de la mirada de esta que aún permanecía viva y con terror de contemplar lo que le estaba sucediendo, Daphnelma se giró hacia el cuenco que contenía las entrañas y empezó a contemplarlo bajo el cielo amenazador, se dejó llevar entre una especie de éxtasis al volver a oler la sangre, y se privó de tomar ninguna gota de esta, entonces es cuando entró en una especie de trance, sus ojos se quedaron en blanco y su mente viajó, empezó a ver imágenes entrecortadas, lo vió, la guerra, el Mal despertado, los varios grupos que salían para apoyarlo y a impedirlo, contempló la lucha y la muerte y eso le gustó; miles de cadáveres yacían tras una batalla y ella estaba allí…con su séquito y su magia. De repente se despertó, gritó una especie de aullido que el viento se llevó, salió de su trance y se dejó llevar esta vez por el éxtasis y el frenesí del olor de la sangre, sus ojos se habían incendiado en un color rojo, como un animal hambriento se tiró al vientre abierto de la doncella y empezó a devorar sangre sin parar, cada gota que su cuerpo tomaba parecía que su cuerpo se rejuvenecía, su piel arrugada se empezó a transformar en joven, suave y tersa, el color de sus cabellos pasaron de blanco a negro azabache, su figura se reestructuraba a la de una adolescente de diecisiete años de edad, había tomado el elixir de la sangre que necesitaba. Daphnelma se incorporó con todos sus labios repletos de sangre, de su delicada boca entre abierta todavía se podía ver sus largos colmillos que aún estaban sedientos de sangre, sus ojos ya habían recuperado su color azul enigmático, pero todavía su mirada ansiaba sangre...se abalanzó sobre uno de los humanos de su séquito y lo devoró, dejándolo vacío de sangre. Ya satisfecha se giró hacia Sarah (que había contemplado la escena sin inmutarse) y se limpió su boca y cara de porcelana con un pañuelo. - Sarah, aún nos queda el mejor manjar, venir querida...compartamos el deleite de saborear una sangre pura...a veces es necesario el sacrificio de inocentes para el bien de algunos y la desgracia de otros…-se acercó al otro cuenco donde reposaba el “bebé”, que aún mantenía el cordón umbilical atado a su cuerpecito, lo sostuvo de su cuello en el aire y le ofreció a Sarah el morderlo a la vez que ella, Daphnelma abrió su boca e hincó sus colmillos en el cuello de este, Sarah la siguió y tomó la piernecita, y ambas empezaron a succionar el manjar que sostenían entre sus manos. La tormenta empezó a caer, los relámpagos en reflejarse por todo el cielo, y el agua empezó a arrastrar la sangre que yacía en el suelo...era escalofriante ver como por las bocas de las gárgolas caía sangre...ríos de color púrpura teñían el suelo de esa maldita tierra de no muertos.
Esa misma noche, mientras Sarah tocaba notas siniestras con el clavicordio en la gran sala del castillo, Daphnelma vestida con un vestido transparente negro, dejando medio ver ahora su perfecto cuerpo con la tenue luz de la chimenea, se dedicó a dibujar en el suelo con sal círculos y runas entrelazados, se cogió su bastón con forma en la parte superior de murciélago, dio 3 golpes en el suelo...la música seguía esparciéndose por la sala sin dejar ningún hueco para el silencio .-Venid, espíritus a mí...venid pues yo os invoco...venid, pues yo vuestra dueña reclama los servicios de vtras. almas en pena...¡venid¡,¡...pues yo Daphnelma os lo ordeno¡-. La oscura música se volvió a apoderar de la gran sala, y Daphnelma quedó quieta de pie dentro de los círculos de sal, esperando que sucediera algo. Traspasando las puertas de madera empezaban los primeros espíritus a llegar, en total fueron unos seis los que contestaron su llamada.- ¿Qué queréis mi señora de nosotros?, ¿por qué nos habéis llamado?-Daphnelma sonrió.-Bien quiero que uno de vosotros. lleve un mensaje a alguno de mis “queridos actuales parientes” que todavía siguen siendo humanos, por cierto, no los asustéis, entregar el mensaje que hay encima de la mesa de la sala…sin que os vean…el resto necesito que me hagáis de espías y me digáis que hace cada líder, los señores de la guerra, en las tierras del norte, y sur de la península, quiero todos sus detalles de batalla, si es que los hay…-A esto que uno de los espíritus rechistó:-¿Y si nos negamos a servirte?, somos almas en pena, déjanos descansar en paz.- Daphnelma alzó la mirada desafiante, y con voz más grave y amenazante contestó:-Al igual que sé cómo invocaros, sé cómo destruiros…niégame aquello que os pido, y serás energía absorbida, espíritu necio, lo que tú quieras no es mi problema. Sírveme bien y os recompensaré en muestra de mi gratitud, no paso por alto un buen servicio, tan sólo hacer lo que pido, pues no es tan difícil…-A esta respuesta, los espíritus allá delante de Daphnelma retrocedieron un paso por temor y contestaron al unísono:-Así sea tu voluntad, te serviremos lo mejor posible ntra. Señora.-Y marcharon desvaneciéndose uno a uno por el amplio portón del salón. Tras esto Daphnelma salió del círculo, abrió la puerta y se dirigió hacia el pequeño jardín central que había es su pequeño castillo.
La noche era densa y eléctrica con la lluvia, el viento violento chocaba con todo aquello que le suponía un obstáculo y lo intentaba arrancar. Daphnelma se paró por unos segundos a ver ese increíble fenómeno de la naturaleza, atravesó ese jardín de flores marchitas, mojado por la tempestad que estaba cayendo, y ella se bañó de esa lluvia, sus cabellos, su cuerpo, toda ella se empapó mientras se dirigía a un panteón que estaba al final de ese jardín descuidado; tras llegar al panteón, lúgubre y bien conservado, con unas columnas al estilo romano, Daphnelma se resguardó de la lluvia bajo su techo de mármol. Unos ángeles de piedra custodiaban la puerta del panteón, las caras de esos ángeles ya estaban erosionadas por el tiempo y el moho, y ella intentó limpiar esas caras con su gélida mano, pero no lo mejoró mucho, demasiados años recaían sobre esa piedra gris. Triste agachó la cabeza y vio unas florecillas silvestres que habían crecido al pie de ese panteón familiar, se arrodilló para contemplarlas con la luz del cielo lleno de relámpagos, y les pareció tan bellas y tan salvajes que tan sólo se atrevió a arrancar una, la sostuvo en su mano, la olió profundamente y delicadamente la agarró de su tallo y abrió la puerta custodiada por los ángeles. Bajó las escaleras que estaban iluminadas por miles de velas que estaban colocadas estratégicamente por los laterales de estas, y llegó hasta las tumbas de sus antepasados, donde descansaban en paz. Todo el recinto estaba iluminado por candelabros y se acercó a una tumba de su derecha, al parecer la más importante para ella; se arrodilló para besar el mármol con el nombre tallado de Von Vonderster y posó la flor encima de ella, y le calló una lágrima de sangre mientras acariciaba la inscripción donde estaba inscrito: “Ojala que me perdones, allá donde estés…pues yo intento perdonarme cada día”. Se acurrucó al lado de la tumba y se dejó llevar por la melancolía, dejando vagar sus recuerdos en el ayer que para ella aún era reciente. Se quedó “dormida” esperando que al despertar todo estuviera todo en su sitio, tal como ella querría, pero cada madrugaba deseaba lo mismo y a la noche siguiente seguía dentro de esa pesada y tedia realidad, y por siempre jamás lo que sucedió no lo podría cambiar a su pesar. Y dentro de su cabeza empezó a sonar una melodía que antes solía mucho escuchar, cuando era una mortal, y le servía para olvidar por momentos que se había convertido en una atrocidad, víctima del capricho del destino, deambulaba por sus hilos en busca de respuestas.
Tal vez la bestia que residia dentro de Daphnelma no era tan fiera, su lado humano se debilitaba…pero luchaba cada noche para recuperar esa parte que se moría. Ella esperaba que su destino revelara todo aquello por lo que estaba dispuesta a sacrificar, pero eso es algo que sucederá en un futuro no muy lejano…
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