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Extraños en paradiso - I concurso de relatos

Os dejamos hoy con el relatos Extraños en Paradiso que escribió Marc para el I concurso de relatos de Sant Jordi del club Kritik. Esperamos que os guste.

Extraños en Paradiso

El Hermano Capitán Jacques de Molay terminó sus oraciones y se puso en pié para terminar de ajustarse la armadura y prepararse para el nuevo día, la humedad de la jungla combinado con el constante calor hacía que el mero pensamiento de permanecer otro día más ahí dentro se hiciera extremadamente desagradable, por eso había decidido no pensar en ello, al fin y al cabo él era entre otras cosas un símbolo y su armadura era lo que le identificaba como tal, si se la quitaba no había manera de saber lo que pasaría con la moral de los soldados a su cargo. Enfundó su espada y se puso el yelmo, preparado para todo lo que Dios quisiera poner en su camino. Él hubiera preferido poder realizar su ritual matutino en un lugar más privado pero no podían permitirse el lujo de levantar un campamento en condiciones y, aunque hubieran podido, se habían deshecho del equipo necesario para ello hacía dos semanas. Se alejó del lugar en el suelo que se había designado como su lugar de descanso y, tras dirigir un leve saludo a los soldados que hacían la guardia semiocultos tras árboles caídos y arbustos urticantes, se dirigió al lugar en el que esperaban los jefes de grupo supervivientes. Como de costumbre, los sonidos de la jungla anunciaban el enorme número de criaturas que vivían en aquel lugar. Los cantos, reclamos, aleteos, repiqueteos, gruñidos y hasta tintineos habían resultado preocupantes y turbadores al principio pero a todo se acostumbraba uno.

Casi tres meses atrás, de Molay llegó a Paradiso al mando de una unidad de veinte Hermanos Hospitalarios para ayudar en la evacuación de un asentamiento colonial demasiado cercano a la zona de influencia alienígena. El enemigo no iba a permitirlo: el ataque comenzó la madrugada del día siguiente a su llegada. El Ejército Combinado avanzó la línea del frente hasta sobrepasar el enclave, cortando líneas de suministros e interfiriendo las comunicaciones con los satélites y los puestos de mando en zonas seguras. De repente se encontraron solos. Veintiún Caballeros de San Juan, cuarenta fusileros, diez Orcos y ocho Croc-Men amén de trescientos civiles desarmados y sin preparación militar que valiera la pena conocer contra todo lo que los alienígenas les quisieran lanzar.

El siguiente paso fue un asedio en toda regla: días de la inactividad más absoluta y desesperante seguidos de ataques cada vez más frenéticos y brutales que a punto estuvieron de abrir brecha en las improvisadas defensas más de una vez. El coronel Stone, oficial al mando del destacamento del enclave, y los tres oficiales de mayor graduación murieron en el primer asalto con lo que el Hermano Capitán pasó a ser el oficial panoceánico de mayor graduación y, por tanto, a dirigir las defensas de la colonia asediada. Durante los estadios iniciales de la ofensiva enemiga, el alto mando había anunciado el envío de tropas de refuerzo por parte del O-12 pero la espera resultó casi insoportable, un mes de asedio alienígena causó numerosas bajas y casi destrozó su moral. Y eso que aún faltaba lo peor.

Tras casi un mes y medio de soportar los ataques del Ejército Combinado, tras perder dos Hermanos Hospitalarios, tres Croc-Men, cinco Orcos, doce fusileros y casi cien civiles metidos a combatientes irregulares, llegaron los refuerzos. Desde la posición en que se encontraban, pudieron ver como sus vehículos de desembarco entraban en la atmósfera, procedentes de la nave que les había traído, como meteoritos. Acercándose hacia ellos con la promesa de la destrucción para sus enemigos. La alegría se fue tornando en horror cuando, uno tras otro, los transportes aliados fueron alcanzados por las medidas antiaéreas del Ejército Combinado y sus restos cayeron en la jungla. Sus refuerzos habían volado en pedazos. Quince fusileros y un orco se suicidaron aquel mismo día. La noche siguiente realizaron una última ofensiva tratando de romper el cerco y llevarse a los civiles de aquel matadero.

Los Croc-Men sembraron sigilosamente de minas la zona por la que iban a salir dejando un corredor por el que pasarían los civiles hasta una zona arbolada que les proporcionaría algo de cobertura para emprender la huída. Los fusileros abrieron fuego desde el extremo opuesto del pueblo sobre las posiciones enemigas con toda la potencia que les quedaba y gastando todos los mísiles que tenían para concentrar sobre ellos el fuego alienígena, simultáneamente los civiles salieron a toda prisa con los Orcos cubriendo el frente y la mitad de los hospitalarios cubriendo los flancos mientras la otra mitad debía asistir la retirada de los fusileros. Todo parecía ir bien hasta que un grupo de tiradores enemigos abrió fuego desde los árboles que se suponía que tenían que cubrirles, abatiendo parte de la escolta y un buen número de civiles en la primera salva. Viendo que se arriesgaban a una estampida de civiles presas del pánico y sin lugar a donde ir, cuatro Hermanos cargaron al cuerpo a cuerpo desenvainando sus espadas y lanzando al unísono su grito de guerra: “¡Dios lo quiere!”. El familiar sonido tuvo la virtud de atraer la atención de los asustados civiles alejándoles del pánico e impulsándoles a seguir las indicaciones de su escolta. La parte negativa era que también había atraído la atención del enemigo y ya estaban empezando a volar los disparos desde todas partes.

Los caballeros pronto despacharon a los tiradores apostados en los árboles y, junto con el resto de la escolta, resguardaron allí a la atemorizada masa de civiles, formando un cordón protector a su alrededor mientras los fusileros llevaban a cabo su retirada asistidos por el resto de Hospitalarios bajo un intenso fuego cruzado que diezmaba rapidamente el grupo. Repentinamente, una fuerte explosión sacudió la zona: una mina había reconocido un enemigo en su radio de acción a pesar del sofisticado sistema de camuflaje y había cumplido con su programación. Gracias a la momentánea cobertura del polvo levantado por la mina, el segundo grupo pudo llegar a la arboleda. Y fue en ese momento en que pasaron a ser las presas en una cacería que había durado ya tres semanas y les había obligado huir casi sin descanso por aquella jungla interminable y sofocante, llena de insectos y de cosas aún más desagradables y que había tomado la vida o la salud de varios de sus hombres al quedar infectadas las más pequeñas heridas en cuestión de segundos o al sufrir los ataques de algún tipo de insecto venenoso o carnívoro. Una vez incluso tuvieron que abatir una especie de gran felino con seis patas, pulgares oponibles y garras venenosas que tuvo tiempo de matar a la doctora Reid, que en esos momentos estaba al mando de los fusileros.

Aquella noche había sido la primera en que habían podido descansar algo en los últimos diez días y el Hermano Capitán de Molay sentía una mezcla del calor habitual, complacencia por haber dormido y cierta inquietud debida al persistente presentimiento que le decía que pronto sus perseguidores se cansarían de acosarles en aquella jungla sedienta de su sangre y terminarían por fin el trabajo. Llegó al lugar en el que esperaban los jefes de grupo: el sargento Mbé, un zulú de más de dos metros de altura que comandaba a los once fusileros restantes, la cabo Taarua, al mando de los tres Croc-Men que aún vivían, el joven y bien parecido doctor Emil Schmidt, portavoz de la treintena de irregulares que quedaban y único médico en el conglomerado panoceánico. Además, y en atención a los servicios prestados por su unidad, el soldado Anderson, último Orco vivo. De Molay experimentaba una curiosa simpatía hacia la situación de Anderson ya que él mismo era el último Caballero de San Juan que quedaba. Siguiendo los protocolos que habían improvisado durante las últimas semanas, cada uno de los asistentes a la reunión permitió que los otros le tocaran el rostro y la ropa y se provocó una pequeña herida sangrante para demostrar su humanidad. Los alienígenas eran capaces de asumir su aspecto pero el tacto de su piel y ropas y el color de su sangre delatarían al alienígena que tratara de suplantar a cualquiera de ellos. El doctor atendió sus heridas en seguida, las desinfectó y las vendó para prevenir infecciones.

-Buenos días, me alegro de que sigamos todos vivos -la primera frase del día era algo así como un ritual de buena suerte para el capitán y sus hombres-. ¿Tenemos alguna novedad?

-Los soldados Bennet e Iniesta han desaparecido durante la guardia de Iniesta –dijo Mbé con una voz tan grave que vibraba en los pulmones de los que le escuchaban-, y ya van seis en los tres últimos días. La tropa se inquieta, Félix y Avellaneda se niegan a hacer más guardias.

-Esos dos no necesitan ninguna excusa para escaquearse, petición denegada –no hizo ningún esfuerzo por ocultar el desagrado que le producía que alguien quisiera huir de sus deberes-. Grupos de guardia de cuatro personas a partir de ahora, mejor si son grupos mixtos, nadie está excluido y eso también va referido a los presentes.

-A sus órdenes, Hermano Capitán –sonrisas de complicidad, todos ellos habían estado haciendo guardias con el resto de la soldadesca desde el primer día pero el intento fallido de chiste por parte del Hospitalario relajó ligeramente la tensión.

-Ya hay seis casos de fiebres por las picaduras de esos malditos insectos y no tenemos ni idea de qué hacer para que mejoren. No me atrevo a darles medicamentos porque no tengo ni la más remota idea del efecto que pueden tener. Por otro lado, el estado de las heridas de proyectil que presentaba Torres ha empeorado durante la noche, si no nos paramos a descansar, dudo que consiga sobrevivir –el Dr. Schmidt empezaba a acusar el estrés de ser el único médico pero seguía preocupándose por todos sus pacientes como si aún estuviera en el hospital de Berlín en el que hizo la residencia.

-Haga lo que pueda por ella pero si va a morir con seguridad, limítese a asegurarse de que el proceso es lo menos doloroso posible –se odiaba por decir aquellas cosas y sospechaba que por ellas ardería en el infierno desde el no muy lejano día de su muerte pero cada vez eran menos y no podían permitirse perder personal ni material para atender las heridas de alguien más allá de la salvación-. Cabo Taarua.

-¿Señor? –Taarua era maorí y sus feroces tatuajes faciales contrastaban notablemente con sus rasgos suaves y su aspecto general de dulzura pero su personalidad estaba más en consonancia con sus marcas como cazadora que con cualquier cosa que resultara dulce.

-Novedades.

-Hakuai y Kahotea han detectado signos de presencia hostil fuerte hacia el sur, el este y el oeste de nuestra posición, creemos que tratan de conducirnos hacia alguna parte al norte de aquí.

-Si, justo en dirección contraria a donde queremos ir ¿Alternativas?

-Si fuéramos realmente sigilosos podríamos aprovechar que el terreno entre los destacamentos del sur y del este es más accidentado para deslizarnos entre ellos y aparecer detrás de ellos, lejos del lugar en el que nos esperan.

-Disculpe pero no creo que lo que propone sea factible –el Dr. Schmidt extendió las manos en señal de rechazo-, la mayoría de nosotros no estamos tan cualificados para escurrirnos entre tropas enemigas como los famosos hombres cocodrilo y eso sin contar con el hecho de los heridos... –el doctor se había quedado callado, sorprendido por el hecho de que su mano izquierda se había visto sustituida por un muñón sangrante. Levantó la mirada, aún en estado de shock, a tiempo para ver como Sullivan, un fusilero al que había extraído varios proyectiles unos días atrás, moría al explotar su cabeza.

-¡Nos atacan!

Todo el mundo buscó cobertura pero quedaba claro que esta vez no había lugar al que huir. Los alienígenas debían haberse acercado durante las primeras horas de luz y ahora habían abierto fuego desde una distancia segura. El Hermano Capitán estaba bastante seguro de que se trataba de fuego de cobertura para permitir que sus horrendas tropas con camuflaje termoóptico se acercaran con los riesgos mínimos. Desenvainó la espada y musitó una corta oración con voz hueca.

-¡Todo el mundo!¡Preparados para el cuerpo a cuerpo!¡Solo aquellos que combatan al maligno con el amor de Dios en el corazón y la mente libre de dudas entrarán en el reino de los cielos!

Un grito, mitad vítor mitad gruñido de temor salió de las gargantas de sus desfallecidos hombres. Esos aliens tendrían toda la tecnología superior que quisieran pero no iban a tenerlo fácil para eliminarlos.

Una forma inhumana de rostro rojo, cabellera blanca y tres cuernos cortos se acercó a su posición a la carrera con una extraña espada en las manos y la clara intención de matarle. De Molay sonrió para sí dentro de su yelmo y se colocó en guardia. Tres fuertes explosiones sacudieron la jungla en corta sucesión proyectando en todas direcciones los cuerpos muertos de varios alienígenas cornudos que habían estado cargando contra el perímetro defensivo del campamento. Supuso que alguien se había estado guardando sus últimas minas para una ocasión especial. El cara-roja que tenía ante él titubeó, tan aparentemente sorprendido por las explosiones como el Hospitalario, y cayó abatido por un disparo justo entre las cejas, salpicaduras de su sangre oscura cayeron sobre el raído sobrevesta del Hermano Capitán.

La carga alienígena se retomó, con algo menos de entusiasmo, para volver a ser detenida por la explosión de dos minas, esta vez algo más cerca del perímetro. Aparentemente sorprendidos, los alienígenas se detuvieron en seco y buscaron cobertura contra los disparos que soldados e irregulares dirigían contra ellos. De Molay buscó la mirada de la cabo Taarua.

-¡Buen trabajo! -costaba creer el buen humor que se había instalado en él al ver la competencia de las tropas bajo su mando. Incluso el Hermano Abad allá en el monasterio de Malta, en la Tierra, consideraría aquello una iniciativa digna de ser reconocida.

-Si se refiere a las minas, mi capitán, sepa que ni mis hombres ni yo hemos tenido nada que ver -la pregunta se reflejó al unísono en los ojos de la mujer cocodrilo y en los del hermano hospitalario: ¿entonces quién ha sido?

La batalla había llegado a un alto. La fuerza principal enemiga había descubierto que se encontraba sobre un campo de minas y no parecían muy dispuestos a moverse pero las coberturas que habían obtenido evitaba que los defensores, reacios a abandonar sus posiciones, pudieran hacer blanco con sus disparos. La tensión crecía por momentos, el primero en cometer un error moriría perdería pero el último en atacar perdería la batalla si su enemigo tenía algo de éxito.

Los sistemas de mejora de puntería parpadearon en el visor del yelmo del Hermano Capitán antes de apagarse completamente al tiempo que el nivel de electricidad estática ambiental se incrementaba y un dolor punzante, molesto aunque poco intenso se le instaló en la cabeza. De Molay miró a su alrededor y comprobó que todos sus hombres (al menos todos los que aún vivían) parecían estar experimentando lo mismo que él. Poco a poco comprendieron el significado de todo aquello: sus petacas se habían apagado, si morían no volverían a vivir jamás. El pánico se apoderó de algunos de los irregulares. El Dr. Schmidt, que había conseguido reponerse del shock y vendarse la mano durante el tiroteo, se empezó a arrastrase hacia el lugar en que estaban apostados aquellos con ataques de ansiedad para intentar atenderlos en lo posible y evitar que el pánico se extendiera pero se detuvo en mitad del movimiento. En el centro del campamento se habían materializado de la nada cinco figuras cuyos rasgos quedaban ocultos tras varias capas de tela que, combinadas con el color grisáceo de sus pieles, les daban cierto aspecto de cadáveres amortajados pero éstos estaban bien vivos y comprendieron enseguida que el doctor les había descubierto. Rápidamente se separaron en busca de sus blancos preasignados pero uno de ellos, con la sombra de una sonrisa asomada a la fina línea que parecía ser su boca se inclinó hacia el joven doctor sin hacer el más mínimo sonido mientras sacaba de entre los pliegues de su mortaja una hoja metálica larga, fina y extremadamente afilada y la dirigía a su ojo izquierdo.

El doctor Emil Schmidt, primero de su promoción en la Universidad de Berlin, el segundo médico más joven en acceder a una cátedra de neurocirugía de la historia, ganador de varios premios por sus investigaciones acerca del funcionamiento del cerebro se prometió durante su niñez que no recurriría jamás a Dios porque no creía en él pero, mientras veía acercarse el cuchillo enemigo lo único que podía hacer era rezar, sabía que debía dar la alarma, gritar, pelear, hacer algo... pero estaba bloqueado y su voz no acertaba a salir. Sintió la punta del cuchillo atravesando primero su párpado y luego el globo ocular. De una forma bastante curiosa, entre las oleadas de olor que emanaban de su ojo izquierdo podía oírse a sí mismo describiendo los efectos que la trayectoria de la hoja alienígena tendría en su organismo pero lo más importante era que estaba a meros segundos de morir. Escuchó un leve golpe, muy cerca. El cuchillo se detuvo. Algo cerca de él cayó lentamente la suelo, como un fardo relleno de ropa.

El capitán de Molay oyó como algo caía pesadamente a su espalda y se giró para ver un cuerpo humanoide muerto de un disparo en la cabeza y amortajado, preparado para el funeral. Sorprendido, miró alrededor para ver otros cuatro cuerpos en el suelo, uno de ellos junto al del Dr. Schmidt, que yacía en un charco de sangre.

Hacía ya varios minutos que todo había concluido y el Hermano Capitán de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Skavorodino no podía encontrar una razón lógica para lo que acababa de pasar. Tras girarse para encontrar los cadáveres de lo que, en los briefings anteriores a su despliegue en éste planeta dejado de la mano de Dios, se le describió bajo el apelativo en clave de “Malignos” en el interior del campamento, el grueso de las tropas enemigas parecieron volverse locas e iniciaron una carga que fue recibida con largas salvas de disparos y numerosas detonaciones de minas. Como resultado final se destacaba la muerte del último cara-roja a dos metros escasos del perímetro defensivo. Taarua y sus Croc-Men hicieron un reconocimiento rápido por los alrededores en el que encontraron el motivo por el que los caras-rojas hicieron su última carga: no menos de cinco de los grandes félidos de seis patas y garras venenosas habían atacado la retaguardia enemiga y aparentemente no estaban solos, alguien había estado abatiendo alienígenas con disparos de precisión a puntos en que sus armaduras no podían protegerlos. Además, se encontraron dos destacamentos enemigos más pequeños situados cerca del lugar del ataque. Estaban todos muertos. La mayoría degollados. Lo más extraño era que aquellos que los habían abatido se habían tomado la molestia de extraer posteriormente los proyectiles pero no había rastro alguno que pudiera facilitar pistas sobre su identidad. Atónito y pensativo, de Molay se había quedado mirando al infinito, meditando acerca de lo les iba a decir a sus hombres que había pasado cuando un leve movimiento en los límites de su campo de visión le forzó a regresar al momento y lugar en los que estaba.

No veía nada de particular, nada que se moviera, nada que tuviera que llamarle la atención pero sin embargo estaba seguro de que había algo allí. El tiempo pasado en la jungla había agudizado sus instintos más primarios y él había aprendido a confiar en ellos. Miró con más atención dividiendo mentalmente su campo visual en sectores y analizando con detalle lo que veía, buscando lo que fuera que le había llamado la atención. Los insectos recorrían los troncos de los enormes árboles que tapaban la mayor parte de la luz o volaban por todas partes en busca de lo que fuera que les servía de alimento, vio pasar varios animales voladores emplumados, sabía que no eran pájaros pero no podía evitar asociarlos con ellos, los pequeños animales arborícolas similares a los monos parecían pelearse en la distancia... definitivamente, no parecía haber nada allí que pudiera serle de interés. Cuando ya iba a apartar la vista, una figura surgió de la espesura. Era humano, de eso no cabía duda, cubierto con una capa de camuflaje a la que había aplicado ramas y hojas de las plantas de la zona. Lenta y cuidadosamente, se retiró la capucha que cubría su rostro. Se trataba de un hombre de entre cuarenta y cincuenta años de ojos grises y con el rostro, la barba y el cabello completamente rebozados de barro, en sus brazos sujetaba un rifle con cuerpo de madera y mira de francotirador al que se había aplicado también el mismo sistema de camuflaje.

-Se presenta el sargento mayor Fergus McCall, cuerpo de scouts de Ariadna -su voz era poco más que un susurro, su mirada podía agujerear el blindaje de un T.A.G.

-Eh... Creo que no le he entendido ¿Le importaría repetirlo? -en momentos como ese se agradecía que el yelmo impidiera que nadie le viera con la boca abierta.

-Sargento mayor Fergus McCall, señor, del cuerpo de scouts de Ariadna -esta vez tampoco saludó y su tono era más impaciente.

-¿Y que hace usted en este infierno, sargento mayor?

-Hemos venido a sacarles de aquí, señor -hizo un leve gesto con su cabeza y varias figuras más tomaron forma de entre el follaje-, somos los refuerzos.

Dirigir por primera vez (III)

Última entrada sobre cómo dirigir. Podéis encontrar los enlaces a los posts anteriores al final.

Jugué una sesión, y la vez siguiente me tocó dirigir. Era entre amigos (sí, parecían estar buscando master). Me leí el libro, escribí la crónica y, llegado el día, lo hice de pena. Se me olvidaba describir las escenas, no me acordaba de las reglas y estaba tan nervioso que apenas me fijaba en la interpretación de los jugadores. Eso sí, la segunda vez que jugué lo hice mejor, y cuanto más lo hacía, mejor se me daba.
Tampoco me quiero echar flores, pero he dirigido a jugadores con más de una década de experiencia y me han dicho que lo he hecho bien. Con esto te quiero decir que la experiencia no es una parte imprescindible, aunque es lo que te va dando las tablas. A dirigir se aprende dirigiendo; puedes pasarte años viendo cómo otro dirige y no saber hacerlo tú, por la simple razón de que cada uno ordena las ideas en su mente de una forma distinta.
Mi consejo final es que lo detalles todo tanto como quieras, prepárate la partida de la forma que te sea más cómoda, y a medida que te vayas poniendo a prueba irás viendo qué te falta y qué te sobra. Y piensa que estarás rodeada de amigos, así que ¡fuera complejos!

Freensh


  • La mas básica, asegurate de que domines las normas del juego que vas a dirigir y en caso de que cambies alguna de las normas avisa a tus jugadores
  • Empieza con una partida mas interpretativa que no combativa para acomodarte como master.
  • En el caso de que utilices aventuras publicadas leelas varias veces hasta que las tengas medio memorizadas, lo que no puedas memorizar pasalo a papel, las aventuras publicadas son una referencia no tienes porque seguirlas al 100 x 100 modifica todo lo que no te guste.
  • En el caso de que crees tus aventuras procura escribir todas tus ideas y procura pensar en todas las posibles reacciones de tus jugadores a un encuentro o evento de la partida ¡las partidas lineales aburren!
  • Calcula mas o menos cuanto puede avanzar tu grupo en una sesión y preparate el doble ya que los jugadores tienen a saltarse cosas
  • Lanza dados incluso cuando no sea necesario y haz que consultas tus notas de vez en cuando así no sabrán cuando haces una tirada para la aventura "un personaje escondiéndose o algo del estilo" o cuando haces el chorras.
  • Premia con PX, sugus o lo que quieras a tus jugadores cuando jueguen bien, y se el demonio en persona cuando te intenten torear o se vayan por la parra.
  • Anota las puntuaciones que necesites de las fichas de tus jugadores para cuando quieras hacer tiradas ocultas con ellas "como una tirada de engañar o una salvación a un veneno oculto..." no tengas que pedirles la ficha y alarme a los jugadores de que algo ha pasado.
  • Los encuentros a random dan efectos a random, usalos con cuidado.
  • A veces es mejor finalizar una sesión pronto que improvisar una continuación que no te has preparado.
  • Evita las discusiones durante el juego y los malos royos, si un jugador es problemático a veces es mejor buscar otro.

Fid's

  • Dirigir por primera vez (I)
  • Dirigir por primera vez (II)

El tributo del mar - I concurso de relatos

Durante 2008 el club organizó un I concurso de relatos de Sant Jordi en el que pese a que no se presentaran demasiadas obras todoas ellas tuvieron una gran calidad. Visto que los relatos del II Concurso de relatos que os hemos estado colgando estas últimas semanas por aquí han recibido buenas críticas hemos pensado en compartir con vosotros los que se presentaron al concurso del año pasado.

Os dejo a continuación con el relato presentado por Iraiel y titulado El tributo del mar

El hombre pateó la arena con furia haciendo que miles de pequeños cristales brillaran a la luz del mediodía. “¡Putos hechiceros ladrones!” Gritó Gareth al vacío a la vez que volvía a quitarse su sombrero de ala ancha para quitarse más porquería del cabello. Estaba molesto se había gastado mucho dinero para conseguir un hechizo de traslado y ahora estaba en medio de la nada en vez de estar en la ciudad portuaria de Varist haciendo negocios. “Cuando localice a ese estafador lo atravesaré con mi espada o mejor aún, lo llevaré en mi barco y lo tiraré en medio del mar para que descubra qué es lo que pasa cuando un cliente no queda satisfecho”. Recogiéndose el cabello largo en una coleta, el capitán Gareth se volvió a poner su sombrero enderezando la pluma roja que lo adornaba. En su cabeza ya estaba repasando todos los mapas náuticos que conocía, tratando de situar el lugar donde estaba.

La playa era un lugar tranquilo, enormes acantilados la cercaban impidiendo ver qué había más allá. La arena brillaba de forma extraña, de una manera que el pirata jamás había visto en sus múltiples viajes. El aire estaba tranquilo igual que la mar, tampoco había signos de animales ni de pájaros. Definitivamente no estaba en un lugar creado por la naturaleza pero tampoco por la magia… era algo imposible de indefinir. ¿Dónde lo había enviado ese idiota de mago?

Resignado a tener que buscarse la vida él solo, el capitán Gareth comenzó a caminar cerca de la orilla tratando de ver los acantilados y la altura que tenían. Salir de allí sería complejo, tendría que escalar y muy probablemente su ropa se estropearía. La próxima vez no confiaría en nada más que en su barco Mechina y en su tripulación, nada de cosas extrañas ni aterrizajes en sitios desconocidos. Y a él le había parecido buena idea ese plan. ¡Estupido!

La ciudad de Varist era conocida por todos por su gran actividad portuaria y también por su estricta seguridad que no permitía entrar a ningún barco que no tuviese los permisos de navegación en regla o que no llevara la recomendación de uno de los mercaderes de la ciudad. También era de conocimiento común que la ciudad se alimentaba del contrabando y de las grandes familias adineradas asociadas con el pillaje ya que de allí sacaban muchos productos de lujo que de otra forma no podrían conseguir.

Gareth quería expandir sus negocios desde hacía tiempo. Su tripulación era de lo mejor, todos hombres capaces igual de diestros en manejar a Mechina como en usar una espada y matar. Además el nombre de Capitán Gareth empezaba a ser conocido en muchos lugares y también tenía el honor se ser uno de los piratas más buscados de todos. Incluso su cabeza ya se cotizaba por encima de la media y su carrera estaba en su punto álgido. A sus treinta años, era el momento de pensar en cómo lograr más dinero.

La forma más fácil de lograrlo era empezando a hacer negocios en la ciudad portuaria cosa nada fácil ya que sólo tenía un acceso por mar, que no pensaba utilizar hasta que no tuviese la protección necesaria, o un asqueroso camino de tierra que por su honor de marinero no estaba dispuesto a pisar jamás. Así que la solución más fácil fue confiar en un hechicero cosa que no volvería a hacer. Su reticencia a la magia acababa de ser probada.

Un breve destello entre los cristales de la playa captó la atención del hombre. Echando una última mirada a los acantilados Gareth se arrodilló para tratar de ver mejor entre la arena.
Al cabo de un rato el pirata levantó a la luz del sol una cajita de madera perfectamente conservada. Pese ha haberla encontrado cerca de la orilla, los elementos no le habían afectado de ninguna manera ni tan siquiera la madera estaba podrida.
Curioso Gareth la miró por todos lados antes de abrirla. Sólo por la caja en sí ya podría sacar un buen dinero y por lo que había en su interior… los ojos del pirata se dilataron al ver lo que escondía la caja, era maravilloso aquello olía a gran negocio ¡Estaba de suerte!
Las seis pequeñas perlas transparentes brillaban a la luz del sol mostrando las pequeñas semillas que contenían en su interior. Para protegerlas de cualquier golpe, cada una estaba protegida por un pequeño cojín delicadamente bordado. Tal vez lo de matar al hechicero no fuera buena idea después de todo antes tendría que preguntarle cómo lo había llevado hacía allí.

Teniendo un extraño presentimiento, Gareth cerró la caja y volvió a mirar hacia los acantilados ¿cómo es que no se había fijado antes? Justo enfrente había un camino y a la lejanía se distinguía la torre de ladrillo amarillo de Varist, única en el mundo por su fealdad. Sonriendo ante su buena estrella el hombre se arregló la ropa, después de todo las cosas no le habían salido tan mal como en un principio pensó.

La criatura miró al humano con sus ojos verdes, similares al color del mar, mientras se alejaba. No podía detenerlo, esas eran las normas pero no estaba dispuesto a dejar que ese extraño se saliera con la suya. Los suyos necesitaban ese recuerdo, era el tributo del mar para ellos así saciaban su hambre.
Cogiendo unos pocos cristales del lugar donde había estado el presente, la criatura pálida como la muerte la depositó en manos de más anciano al que sólo se le reconocía de los demás por llevar un collar de algas en su cuello. El resto no llevaba nada, ni adornos ni ropa, tenían cosas más importantes en las que centrarse.
Lanzando los cristales al aire el anciano gritó algo en una lengua desconocida. Admirando el poderoso vínculo que se estaba formando, los demás se apresuraron a recoger los cristales que caían al suelo teñidos del color de la sangre. Ahora estaban preparados, las leyes no permitían influir en quien había recogido la ofrenda pero nada les impediría convencer al humano de que la devolviera.

Esa ciudad era horrible en todos los sentidos posibles. La humedad era constante, se te pegaba al cuerpo como una amante caprichosa de la cual no te podías deshacer, la gente en vez de hablar vociferaba sin un ápice de educación y los nobles ¡oh esos malditos bastardos! Todos vestían lujosas telas colocadas de tal forma que sólo tapaban lo mínimo necesario para poder considerarlo decente, como contrapartida tanto los hombres como las mujeres se tapaban con un fino velo que impedía ver la expresión de sus rostros ¿Y esos eran los que mandaban en esa gran ciudad portuaria? Por lo que Gareth había visto, todos eran unos cerdos ávidos de poder y de riquezas, ninguno de ellos tenía el menor escrúpulo a la hora de ofrecerle un trato provechoso para ellos pero cuando él trataba de negociar todos sacudían la cabeza y le decían que las cosas no funcionaban así en Varist, los nobles decidían el trato y la otra parte tenía que aceptarlo sin discusión ¡engreídos!
Lo único bueno que había encontrado del lugar era la Casa de Tara y sus putas. Todas ellas eran hermosas y exóticas a su manera además todas estaban igual de limpias que el local cosa que era de agradecer. Esa misma noche se trasladaría de alojamiento ya había hablado con la dueña del local, una mujer grande sin un ápice de belleza, y todo estaba acordado. Cualquier cosa sería mejor que el apestoso antro en el que estaba ahora y que todos le habían aconsejado como el mejor. ¿Es que nadie se había fijado en lo mal ventiladas que estaban las habitaciones o en la fauna que habitaba escondida en el colchón? Qué poca clase tenían.

Sumido en sus pensamientos el pirata llegó hasta el barrio de Hensenm al que también llamaban la zona sucia ya que allí estaban todos los hechiceros, mercachifles y todas las rarezas de la ciudad. No era nada extraño oír explosiones o presenciar una pelea callejera mientras se paseaba por allí. No era un lugar seguro pero allí dentro anidaba el tipo de gente que le interesaba a Gareth. Contrabandistas, ladrones, estafadores… y muy importante: gente dispuesta a pagar una gran suma por el contenido de su caja negra sin hacer preguntas.

Los dos primeros mercaderes con los que se encontró huyeron cuando Gareth mencionó el lugar dónde había hallado su tesoro. Extrañado ante esa reacción el pirata prefirió no decir nada cuando un posible vendedor lo invitó a su casa para hacer negocios en privado.
- ¿Y dice que no conoce el origen de esta maravilla?- Jomsey, como se llamaba el hombre, cogió con suma delicadeza una de las perlas y la examinó a contraluz.- Algo de estas características no es fácil de encontrar a menos que se robe… ¿acaso usted es un ladrón señor?
Irguiéndose en su silla Gareth puso una mueca de desprecio.- ¿Acaso parezco un ladrón señor Jomsey? ¿Tal vez mi apariencia no es suficientemente respetable? Mi profesión es un arte en si mismo, navego por la mar consiguiendo exquisitas piezas como la que tiene usted en las manos para luego poder venderlas ¿Es eso un robo? ¿Por qué no lo consideramos una compra justa?

- Porque no lo es.- En un movimiento compulsivo el señor Jomsey se abalanzó contra el pirata agarrándolo del cuello.- Nuestro tributo no puede ser comprado o vendido, nuestro tributo no ha de estar en manos de ningún hombre.- La voz se había transformado en algo frío y amenazador, los ojos ya no eran de un apagado color avellana sino verdes y profundos. “¿Qué está pasando aquí? ¿Otro truquito de magia para robarme?” Muy en el fondo el pirata sabía que no era nada de eso, las manos pálidas no dejaban de apretar su cuello y ninguno de sus intentos lograba apartarlas de allí. “No pienso acabar así, en un apestoso barrio asesinado por un desconocido” Recurriendo a toda su fuerza de voluntad Gareth trató de sacar el cuchillo que llevaba escondido en la manga, su visión estaba empezando a fallar, se estaba ahogando y su única manera de sobrevivir era llegando a su arma…

- ¡No tocarás tu arma humano!- El cuchillo voló hasta clavarse en una de las paredes.- ¡No nos profanarás más de lo que ya lo has hecho!- El sonido de cientos de voces retumbaron en las paredes haciendo temblar el pequeño edificio.- Nos devolverás lo que nos arrebataste por voluntad propia. En la playa de cristal ¡Lo harás!

Las dos manos se apartaron del cuello del pirata haciéndole caer al suelo. Estaba mareado y sin fuerzas, si esa criatura volvía a atacarle no podría defenderse. Aún así no pudo evitar ponerse a reír- ¿Qué he de devolveros?- preguntó con la voz ronca- Las leyes del mar dicen que lo que uno se encuentra, se lo queda. Lo que encontré es mío y de nadie más ¿Entendido?

Lo que antes fuera el señor Jomsey sonrió con una mueca forzada.- Te convencerás de cual es tu deber. Mañana vendrás a nosotros arrastrándote como el patético hombre que eres. Mañana.

Apoyándose en la pared Gareth se levantó del suelo buscando una réplica ingeniosa o una forma de escapar de allí antes de que las cosas se pusieran más feas.

- ¡Usted es un ladrón!- Poniendo los ojos en blanco el pirata miró al mercader el cual presentaba un aspecto totalmente normal, sin voces raras ni ojos verdes. Cualquiera diría que hacía tan solo unos segundos lo había tratado de matar.- He oído lo que han dicho los Varist ¡Les ha arrebatado lo que es suyo por derecho! ¡E intentó venderme a mí la maldición! ¡Fuera! ¡Fuera o avisaré a la guardia de la ciudad!
Sorprendido por la reacción del señor Jomsey, Gareth recogió la caja negra y salió lo más aprisa que pudo del edificio procurando hacer caso omiso de las amenazas del mercader que seguía gritándole desde la ventana. ¿Por qué le estaba ocurriendo todo eso ahora? Él era bueno en su trabajo, jamás se metía en asuntos de hechicería ni en nada parecido y ahora parecía que se había metido en un buen problema él solo. Lo más fácil sería devolverle a esos Varist lo que era suyo pero no era sólo su vida lo que estaba en juego sino también su orgullo, no pensaba acceder a las exigencias de nadie. Devolvería la caja sí, pero sólo cuando él lo decidiera. Era Gareth un temido pirata conocido por su falta de piedad su fama le precedía y jamás se rebajaría por nada.


Dos mujeres estaban tumbadas en la cama vestidas adecuadamente y con el olor del jabón impregnando su piel. Satisfecho por la forma en que Tara había hecho los preparativos, Gareth se desvistió y se tumbó sin decir nada. Su cabeza no paraba de dar vueltas acerca del extraño mercader y de lo que le había dicho.

- ¿Qué son los Varist?- preguntó al aire, esperando a que alguna de las dos putas le contestaran. La más joven de ellas, una pelirroja de las tierras del sur de no más de veinte años, se rió tontamente.- Señor, Varist es el nombre de esta ciudad ¿acaso ya no sabe ni donde está?- Siguiéndole el juego la otra mujer, una morena de grandes pechos, también se puso a reír mientras le acariciaba el pecho.- No sabrá en que ciudad está Kera pero nos aseguraremos de que esta sea su mejor noche en este alojamiento. ¿Usted qué opina señor?

Furioso porque estaban esquivando su pregunta, Gareth se puso encima de la morena y cogió el brazo a la otra para que siguiera con sus caricias.- No he preguntado dónde ¡Sino qué!- Con el reverso de la mano pegó a la joven con el dorso de la mano en la cara dejándole un pequeño reguero de sangre allí donde le había partido el labio.- ¿No he sido suficientemente claro?

- No se habla de ello señor.- Tratando de quitarse de encima a ese loco la mujer morena trató de empujarlo para que saliera de debajo de ella con la única consecuencia de que él la cogió de las manos inmovilizándola.- Es peligroso, todos los que cuentan un secreto del mar muere… siempre ha sido así… por favor.- La voz de la pelirroja se convirtió en un chillido mientras trataba de apartar a Gareth de su compañera- ¡Aquí dicto yo las leyes puta!- El grito paralizó a las dos mujeres que se quedaron mirándose mutuamente sin hacer nada- Así que tenéis dos opciones o pasar una noche inolvidable si me contáis de qué va todo esto o entonces las próximas horas os aseguro que se convertirán en algo que no podríais llegar a imaginar ni en vuestras peores pesadillas ¿Os ha quedado claro?- Sin esperar respuesta las manos del pirata agarraron el cabello de la pelirroja y la atrajo contra él violentamente.- Ahora, ¿Cuál de las dos está dispuesta a hablar primero?

Estirándose en la cama Gareth miró a las dos mujeres mientras dormían, al final había valido la pena amenazarlas las dos se habían esforzado en complacerle hasta en los más mínimos caprichos y la historia que le habían contado… Ahora que la conocía entendía porqué nadie hablaba de ella, ni tan siquiera los cuentos de miedo que se relataban entre sí los marineros eran tan truculentos.

Según esas dos, la ciudad de Varist fue construida encima de otra ciudad más antigua de la cual nadie conocía el nombre. Tampoco se le dio importancia al hecho hasta que Varist se convirtió en la ciudad con más tasa de muertes, asesinatos, hechos inexplicables y sobrenaturales de todo el continente. Nadie estaba a salvo de la maldición, ni tan siquiera los que huían del lugar, los niños nacían muertos o con tales deformaciones que morían a los pocos días, los mercaderes se arruinaban por mucho que vendieran sus productos, las personas más honradas se convertían de un día para otro en feroces asesinos. Varist era símbolo de pobedumbre, de muerte, de maldición ¿Y qué ocurrió cuando ya todo parecía perdido? Aparecieron ellos. Nadie sabía qué eran exactamente y desde que hicieran el pacto no se les había vuelto a ver jamás para gran alegría de todos.

Según los cuentos, las criaturas eran pálidas y frías, no llevaban ropas y sus ojos eran verdes como la mar ¿de qué le sonaba esa descripción? ¿Acaso ese hombre Jomsey no se había medio convertido en una de esas cosas?

Lo que más intrigaba a Gareth era el pacto pues no supuso nada más que renunciar a recoger lo que los habitantes de la ciudad encontraran en la playa. Ni el más rico collar del mundo o la más valiosa tela se tocaban sino que se dejaban abandonadas. Era ilógico ¿pero qué se podía pensar de esa gente tan extraña?

Dándose la vuelta medio dormido el pirata decidió consigo mismo devolver la maldita caja a su lugar. No era por las amenazas de esas criaturas, más bien lo que le importaba era la imagen que podía dar a los nobles de la ciudad sino seguía sus costumbres. Sería una lástima tener que renunciar a aquella riqueza a menos que los beneficios fueran suficientemente buenos…

El dormitorio olía de forma extraña como si hubieran matado a alguien y no hubiese ventilado después. Adormilado Gareth abrió los ojos estirándose todo lo posible.- ¡Joder!- El gritó sonó suficientemente alto como para que los pájaros que había en la ventana salieran volando asustados. De un salto el hombre se apartó de la cama procurando no vomitar. Sus muchos años de pillajes y de batallas lo habían curtido de la muerte pero eso era… Las dos mujeres yacían en la cama con los ojos abiertos mirando al techo, la sangre enmarcaba sus figuras manchando las sábanas blancas. Un corte les atravesaba el pecho dejando a la vista lo poco que quedaba de su interior, el resto de las tripas estaban desparramadas por todos lados adornando de forma macabra las dos pequeñas lámparas, el arcón con sus pertenencias e incluso la puerta.

Asustado, Gareth se puso las primeras ropas que encontró, curiosamente todas eran negras como la noche más propias para una fiesta de gala que para huir y trató de abrir la puerta para marcharse.
Antes de que su mano tocara el pomo alguien rompió la puerta sin consideración. Era Tara y Jomsey y todos los nobles a los que había visitado en esos últimos días y… y… y toda la ciudad por lo que él podía ver. En otras circunstancias, se habría sentido alagado ante tanta consideración. En otra ocasión en la que nadie tuviera los ojos muertos de color verde ni se tambaleasen como si alguien los estuviera dirigiendo.
- ¡Ve a la playa del cristal! ¡¡Devuélvenos lo que es nuestro!!- Los Varist no gritaban a la vez sino que lo hacían de tal manera que el sonido le llegaba en oleadas como si un mar embravecido le estuviera hablando.- Por tu propia voluntad lo has de dar ¡pero si no lo haces las consecuencias serán fatales!- La propietaria de la casa de prostitución sufrió una convulsión en el pecho y cayó al suelo con los ojos abiertos. No hacía falta ver la mancha de sangre que había salpicado la pared para saber que estaba muerta. Antes de tener tiempo de replicar otras cinco personas más cayeron produciendo varios ruidos desagradables.- ¡Basta!- exclamó Gareth asqueado ante el espectáculo- ¡Os lo devuelvo aquí mismo, coged la puta caja y dejadme en paz!-

- ¡Por propia voluntad en la playa de cristal!- Gritaron las voces mientras tres niños pequeños se arrastraban hasta quedarse enfrente del pirata antes de caer fulminados. – De acuerdo cabrones vosotros estáis al mando, ¡vayamos a la playa!

Fastidiado por la situación Gareth volvió a adentrarse en las habitaciones y se puso su sombrero poniendo sumo cuidado en que la pluma, negra para la ocasión, estuviese perfectamente colocada. Con la misma fingida tranquilidad, cogió su bolsa de viaje y comprobó que estuviera todo antes de partir. A sus espaldas seguía oyendo el ruido de más gente muriendo pero eso no le impediría mantener su orgullo intacto, no estaba dispuesto a permitir que todos los habitantes de Varist fallecieran pero tampoco quería que se le recordase como un hombre que se arrastró a devolver un tesoro porque algo inexplicable le obligó.

Moviéndose como una sola persona la muchedumbre se apartó al paso del pirata Gareth formando un estrecho pasillo que luego se convirtió en una comitiva. Sorprendido por lo mucho que se estaban tomando en serio el asunto del tributo del mar el hombre prefirió no mirar atrás en ningún momento, si los Varist decidían hacer sufrir a otra persona más porque él no se daba prisa no sería culpa suya. Tenía que convencerse de eso o sino tiraría la caja allí mismo y saldría corriendo tal y como le dictaba su instinto.

Gareth miró a su alrededor sorprendido. Volvía a estar sólo en la playa de cristal. Los habitantes de la ciudad lo habían abandonado en algún punto del camino sin que él se diera cuenta ¿entonces por qué seguía teniendo la impresión de que lo estaban siguiendo?

Sin decir palabra el hombre dejó el tributo del mar justo dónde lo había encontrado y se marchó silbando como si nada hubiera pasado. Cuando hubo atravesado el paso de los acantilados miró atrás sólo para descubrir que el camino ya no existía y que la roca formaba un sólido muro con aspecto infranqueable.

Encogiéndose de hombros Gareth siguió caminando procurando evitar la ciudad sólo por si acaso, ya buscaría hacer negocios en otras partes del mundo y desde luego no volvería a confiar en ningún mago, al próximo lo mataría sin piedad antes de que pudiera hacer nada o volver a embaucar a alguien. Eso era lo más seguro, sin ninguna duda.

El más anciano de ellos recogió el tributo con reverencia y lo mostró a los demás lleno de alegría. Ahora podrían alimentarse les dijo a todo con el sonido de las olas, con ello sobrevivirían unos años más hasta que el mar les volviese a regalar más vida.

Con cuidado todas las criaturas se acercaron al tributo tocándolo nuevamente. El recuerdo era hermoso pero trágico, una bella mujer ataviada de negro con un regalo de amor para su prometido, una tormenta inoportuna y un asalto pirata con un barco de nombre exótico “Mechina”, un último sacrificio dándole a las aguas el presente que tuvo que ser para alguien querido, una mancha de sangre en la caja negra recordando la muerte, un objeto desaparecido que provocaría una gran catástrofe…. Saciadas las criaturas enterraron el tributo y miraron al sol saboreando los últimos restos de los recuerdos antes de que sus cuerpos se volvieran de cristal y las olas los hicieran trizas convirtiéndolos de nuevo en lo que eran, una playa de cristal.


Tres semanas más tarde en tierras inexploradas

Sonriendo el hombre miró a contraluz la pequeña perla con una semilla dentro. Definitivamente era hermosa y esas criaturas extrañas ni tan siquiera se habían fijado que faltaba algo de la caja. Era bueno, tenía que reconocerlo. Silbando Gareth volvió a enderezar la pluma de su sombrero y tiró la perla al suelo. Si era una semilla crecería en esa tierra fértil y descubriría qué había costado la vida a tantas personas y si no… ¿a quién le importaba? Mirando a la “Mechina” el pirata hizo una señal a sus hombres para que se prepararan a embarcar. Ya era hora de volver a casa, la época de tormentas llegaría pronto y no se podría navegar, además tenía una esposa y un hijo del que ocuparse al menos hasta que no pudiera volver a salir a la mar. A su hogar.

Dirigir por primera vez (II)

Segunda ronda de consejos para el máster novicio. Podéis encontrar el enlace a la primera parte al final del post.

No caigas en la trampa de intentar aplicarlo todo a la vez, tenerlo todo atado y preparado, saberlo todo, con la esperanza de crear la partida perfecta a la primera. Si lo haces así te pueden pasar dos cosas: la primera que nunca estés lo bastante preparada para empezar, y la segunda que en lugar de divertirte te parezca que estás haciendo los deberes del colegio. La perfección sólo se consigue a través de la práctica, por lo tanto: lánzate, experimenta, juega, equivócate!
Finalmente, en caso de emergencia, recuerda: sigue tus instintos y deja que la historia fluya.

Mastermind


Ante la duda, elige un juego con el que te sientas cómoda, aunque suponga adaptarlo al módulo que quieras jugar; por ejemplo, si quieres dirijir un módulo del Señor de los Anillos pero no te aclaras con el Rolemaster pero sí has probado y te gusta otro (por poner un ejemplo, el D&D 3a) pues adelante. Adaptar un módulo no es tan difícil como la gente lo pinta, simplemente coje lo que consideres conveniente del módulo (escenas, trama y pnjs, por ejemplo) y desecha la paja; yo lo que hacía para adaptar módulos era agarrar las fichas de PNJs, dividirlas en cuatro partes (Física, Mental, Social y Magia) y le daba un valor medio entre 1 y 5 (que por regla de tres se puede adaptar al 90% de los sistemas de juego) y ese era el valor que usaba en esos aspectos a la hora de ponerlos en juego. Los puristas se llevarían las manos a la cabeza pero ningún jugador se me ha quejado nunca por ello.
Si no tienes ningún reglamento preferido, usa la regla del 10%, es decir, un máster debería saberse un reglamento un 10% mejor que sus jugadores antes de jugar (o lo que es lo mismo, si cojes un juego al que nadie de tu grupo ha jugado antes, con saber como se hacen las tiradas básicas, vas que chutas; nada de tirarse una semana leyendo mamotretos de 400 páginas o similares).
Regla Gygax de autoconfianza: "los dados están para hacer ruido". Si las reglas o una tirada demasiado afortunada de un jugador se interpone en lo que quieres narrar, haz un poco de ruido detrás de las pantallas, apunta algo en un papel y luego que pase lo que consideres más apropiado para seguir con el módulo.
Sobre el módulo:
Es mejor que para una primera vez eligas un módulo sencillo y que vaya a juego con tu estilo; es decir, si lo que te va son las escenas de acción y combate, quizás elegir un módulo de investigación o que tenga mucho roleplaying con el resto de jugadores, no tiene porqué ser una buena idea y a la inversa, si lo tuyo es la interactuación, la interpretación y el diálogo, quizás mejor no elegir un módulo de matar y robar cadáveres. Dicho de otro modo: evalúate como jugadora, mira cómo son las partidas que te gusta jugar y dirije algo así. Ojo, avisa a los jugadores del tipo de aventura que váis a jugar para que nadie se lleve a engaño.
Una forma de preparar un módulo es dividiéndolo primero en tres partes (inicio/presentación del objetivo, nudo y desenlace) y luego divídelas a su vez en escenas; estas se podrían definir como la unidad más simple compuesta por un propósito (introducir un conflicto, un combate, resolver un punto de la trama, establecer una atmósfera, etc) una localización (en una taberna, en la casa del malo, en un castillo...) y un único conjunto de participantes (los jugadores y el pnj principal, un jugador y un contacto suyo, etc). Una vez logrado (o no) el objetivo de esa escena, pasa a la siguiente. Si una escena planeada no se lleva a cabo por lo que sea, no pasa nada, puedes pasar de ella a menos que tenga un gran peso en el módulo, claro.
En la partida:
Antes de empezar, yo siempre recordaba a los jugadores las reglas de cortesía vigentes en la partida:
  • Cuando el maestro habla, los discípulos escuchan (es decir, que no te corten los jugadores, la batuta la tienes tú y si quieren hacer/decir lo que sea, que se esperen a que tú acabes de hablar).
  • Que nadie (excepto el master) diga nada que no diría su personaje: lo que dice el jugador es lo que dice el pj así que se piensen bien lo que dicen y nada de "esto es lo que está pensando mi personaje".
  • El master siempre tiene la última palabra. Cierto es que como DJ no se debe abusar del cargo pero tampoco dejes que la cosa se salga de madre; por ejemplo, si estás dirijiendo Star Wars y los jugadores se dedican a hacer chuminadas, chistes y gracietas que no vienen a cuento, que rompen el ritmo de la sesión y que, sobretodo, hacen que no te sientas a gusto dirigiendo, no dudes en parar la partida y hablarlo con los jugadores. Otro caso es el del jugador que está todo el rato corrigiendo al master sobre tal o cual regla o sobre que tal o cual punto no se adapta a la ambientación oficial, etc. A menos que sean sugerencias constructivas y correctas (y te las exponga educadamente, claro), corta la situación de raíz si ves que se está desmadrando la cosa.

Estoy seguro que más de unos se llevará las manos a la cabeza con lo expuesto arriba pero siento decir que, como master, no siempre me he encontrado con un grupo de jugadores que fuera educado, comprensivo y participativo ¿que tus jugadores sí lo son? pues disfrútalo, pasadlo todos bien jugando; es raro que tengas que poner orden si todo el mundo sabe que es tu primera partida y si tus jugadores son gente de bien, pero si se da el caso de que tú como DJ lo estás pasando mal porque tu fantástico módulo se está yendo al garete porque los jugadores no hacen más que iniciar combates absurdos o directamente actuar como niños mal criados, para de dirigir, háblalo con ellos y si no cambian de actitud, no sigas con la partida.

Mr. Pink

Infinity: Comandos Turno 1

Tras el Primer turno de campaña ésta es la clasificación actual de los comandos:



Los Ariadna WildCats se sitúan en la cabeza de la esfera humana, llevando el Ariadna Way of Life a todos los rincones de la esfera. Están perseguidos de cerca por los Svalarheima Aces que llegan desde su gélido planeta como una tormenta de hielo. La amenaza alienígena toma forma bajo la bandera del Equipo de Infiltración Morat Shasvastii.

Los Banners de facción son descargables desde esta misma página de Maya!! Luzca los colores de su comando favorito de la guerra secreta desde hoy mismo!

A continuación los datos referentes a los enfrentamientos que se han producido en los ultimos 15 dias:

Ariadna WildCats vs. Drakkars del Sur
Misión: Entrenamiento

Vencedor: Ariadna WildCats
Bajas:
Bela (Ariadna WildCats) En Recuperación


Ariadna WildCats vs. Las Sombras De Neko
Misión: Cazadores y Presas

Vencedor: Empate
Bajas: Ninguna

Svalarheima Aces vs. Sombras de Neko
Misión: Robo de Información

Vencedor: Svalarheima Aces
Bajas:
Ichi (Sombras De Neko) Muerto
Hakuro (Sombras De Neko) En Recuperación

Svalarheima Aces vs. EIMS Equipo Infiltración Morat Shasvastii
Misión: Cazadores y Presas

Vencedor: EIMS (Equipo de Infiltración Morat Shasvastii)
Bajas:
Victor Strassbaum (Svalarheima Aces) En Recuperación
Rolf Fredrikssen (Svalarheima Aces) Muerto


Para toda la información sobre los datos de la guerra secreta no deje de conectarse a Sabot! Su canal bélico en Maya!!




Torneo oficial de Infinity

El club Kritik y Área 51 se complacen en invitaros a participar en el II Torneo Oficial de Infinity organizado por el club Kritik el próximo día 31 de julio a partir de las 17.00 h.

El torneo será a 200 puntos y 4 rondas para ir calentando motores.

La inscripción será de 3 € (baratito, baratito!!) y contaremos con los premios del pack oficial de torneos de Infinity y, por supuesto, los ganadores recibirán la puntuación para la clasificación general de Infinity.

Día: Viernes 31 de julio
Horario: de 17.00 a 22.00 h
Lugar: Club de rol Kritik. Casal de joves Les Corts (C. Dolors Masferrer, 33-35, Barcelona)
Puntos: 200 puntos
Inscripción: 3 €
Más información: clubkritik@hotmail.com; www.clubkritik.tk




Como organizar un rol en vivo - Personajes

Continuamos hablando de cómo organizar una partida de rol en vivo. Hoy nos vamos a centrar en los personajes: cómo crearlos, desarrollarlos, etc...

PERSONAJES

A la hora de desarrollar los personajes para una partida de rol en vivo es importante tener en cuenta algunos factores que, en ocasiones, a todos los másters se nos olvidan.

En primer lugar debemos tener en cuenta que si queremos que los personajes sean coherentes con el mundo y con la trama que planteamos lo ideal es que seamos nosotros quienes los hagamos (tanto a nivel de historial como de hoja de personaje). Obviamente eso supone un trabajo extra para nosotros como másters pero a cambio obtendremos personajes sólidos y acorde con nuestra partida.

En segundo lugar debemos recordar que los personajes deben tener una implicación importante en la trama o tramas de la partida. A veces, esto, que puede parecer tan obvio, es algo que acabamos dejando de lado por motivos varios. Esto puede llevar a que varios jugadores tengan que interpretar a personajes total o parcialmente desligados de la trama y que no tienen demasiado que hacer en la partida. A consecuencia de esto es fácil que los jugadores se aburran y no hay nada más “peligroso” que un jugador aburrido.

También debemos tener en cuenta a la hora de escribir el historial de un personaje que sólo es necesario incluir las partes que tengan relevancia en la partida, ya sea porque marcan el carácter del personaje o porque tienen una implicación en la trama. En alguna ocasión he visto historiales larguísimos que, literariamente podían ser auténticas joyas, pero que no aportaban demasiado al jugador y que al resultar tan largos hacían mucho más fácil que el jugador se perdiera algún detalle importante o que se aburriera a media lectura y no la acabara jamás.

Un sistema que me ha funcionado bastante bien en las últimas partidas de una sola sesión que he organizado ha sido separar en el historial por un lado la parte de trasfondo (quien es el personaje, qué ha hecho, porqué está en la partida…) y por otro lado señalar cuáles son sus objetivos para esta partida (encontrar un objeto, averiguar un dato concreto, conseguir un acuerdo comercial…). Al especificar unos objetivos conseguimos que incluso el jugador más novato o más tímido se pueda centrar en unos puntos que moverán la trama y que no sólo le permitirán a él tener cosas que hacer, sino que harán que otros personajes vean como sus tramas se mueven.
Obviamente eso no quiere decir que únicamente des objetivos concretos o que no se permita a los personajes buscarse sus propias metas. Sino que se les proporciona una guía de qué se espera de ellos en la partida, pero, en ningún caso, debería coartarse su capacidad de dedicarse a otras tramas.

Otro punto importante es intentar que haya un número relativamente elevado de personajes que puedan cambiar de sexo sin problemas. A no ser que tengamos mucha suerte, habitualmente no podemos saber cuantos chicos y cuantas chicas asistirán a la partida. Eso hace que si todos los personajes tienen un sexo muy predeterminado puedan darse situaciones extrañas. Así que resulta útil que varios personajes puedan ser indistintamente hombres o mujeres. En esos casos suelo utilizar nombres que o bien no denoten un sexo (en inglés es bastante más fácil) o que tengan versión femenina y masculina (Juan/Juana, Alejandro/Alejandra…)

Resumen

- Crea tú los personajes y ajústalos al mundo y a las tramas
- Los personaje siempre deben tener implicación en la trama
- Céntrate en lo que tiene importancia
- Da objetivos concretos
- Intenta crear personajes sin sexo definido

Podéis ver el resto de artículos publicados hasta el momento en los siguientes links:
  1. Tipos de roles en vivo
  2. Sistema de juego
  3. Personajes
  4. Tramas.
  5. Masters.

Infinity: Introducción



La raza humana ha alcanzado las estrellas. A través de agujeros de gusano, enormes naves comerciales de propiedad internacional saltan de un sistema a otro, en una ruta-bucle prefijada que hace que se les llame Circulares. Las Circulares son controladas por O-12, un organismo internacional que es la segunda generación de la ONU, pero con una mayor capacidad de decisión y de actuación. Una única Inteligencia Artificial, ALEPH, masivamente poderosa, presente en toda la Esfera Humana e imprescindible para las grandes potencias, ayuda a O-12 a mantener el frágil equilibrio entre ellas.

Las antiguas naciones se han agrupado en grandes bloques federales internacionales, que se han repartido los sistemas estelares que han demostrado ser adecuados para la vida humana. Estas nuevas potencias, mucho más poderosas que las antiguas, se siguen moviendo con los viejos motores de la historia humana: el espacio vital, los recursos y el poder. Todas quieren lo mismo, y la convivencia es difícil. Los enfrentamientos y conflictos son habituales

PANOCEANIA

PanOceanía es la número uno, la gran potencia en la Esfera Humana. Posee el mayor número de planetas, la economía más rica, y dispone de la tecnología más avanzada. Pragmática y generosa, PanOceanía es un crisol de culturas, heredera de la mejor tradición de democracia y bienestar de occidente.

Orgullosa de sí misma y algo prepotente, cuenta con la sociedad y el ejército más tecnificado de la Esfera, y le gusta alardear de ello.

YU JING

La otra gran potencia, el eterno rival, conspirando e intrigando continuamente para derrocar a su adversario es Yu Jing (léase Yu Ching), el gigante asiático. Todo el Lejano Oriente, unido bajo la bandera de la que fuera China, que ha formado ahora una única, pero variada, cultur a oriental. Con un gran desarrollo industrial y tecnológico y una pujante economía, Yu Jing está dispuesta a tomar la posición dominante que le pertenece.

ARIADNA

Ariadna está integrada por los descendientes de la primera nave colonizadora humana, que desapareció en un agujero de gusano y se dio por perdida. Aislados en un planeta remoto y hostil, los ariadnos –cosacos, americanos, escoceses y franceses– se convirtieron en una raza dura, y tecnológicamente menos avanzada, que acaba de entrar en contacto con la Esfera Humana y trata de hacerse un hueco sin ser sometida por las demás potencias.

HAQQUISLAM

Haqqislam, el Nuevo Islam, es una potencia menor, que posee un único sistema, Bourak. Apartándose de los fundamentalismos, Haqqislam basa su cultura en un Islam de carácter humanista, filosófico y en continuo contacto con la Naturaleza. La ciencia Biosanitaria y la Terraformación son las mejores bazas de Haqqislam, que cuenta con las mejores academias de Medicina y Planetología de la Esfera Humana.


NOMADAS

Los Nómadas están formados por tres enormes naves, que, descontentas con una sociedad controlada por grandes bloques macroeconómicos y por la I.A. ALEPH se han separado de ella, vagando por el espacio y comerciando de sistema en sistema. Tunguska, se dedica al tráfico y almacenaje de información, Corregidor ofrece mano de obra especializada a buen precio y Bakunin, todo lo exótico e ilegal de cualquier ámbito, desde moda a nanoingeniería

EJERCITO COMBINADO

Y mientras la Humanidad se devora a sí misma, una nueva amenaza, quizá la más terrible de todas, ha logrado plantar una cabeza de puente en plena Esfera Humana. Un Ejército Combinado de varias razas alienígenas, unidas bajo el dominio de una Inteligencia Evolucionada, un intelecto artificial supremo muy antiguo, con aspiraciones hegemonizantes sobre cualquier raza que se cruce en su camino.

Una pequeña fuerza expedicionaria, equipada con una tecnología superior a la humana, que ha logrado enfrentarse a todo lo que la Esfera ha lanzado contra ella, y que parece esperar refuerzos...


El momento actual es un punto decisorio. ¿Serán conscientes los humanos de a lo que se enfrentan? ¿Continuarán con sus luchas intestinas en pos de una mayor cuota de poder? ¿Cuál será el destino de la Humanidad? La maldición china se ha cumplido, se aproximan Tiempos Interesantes...

Extraido de: www.infinitythegame.com

Agradecimientos y fotos 20 aniversario

Desde el club Kritik os queríamos agradecer vuestra presencia a todos los que este pasado sábado estuvísteis en nuestras jornadas de celebración del 20 aniversario de la entidad. Es por gente como vosotros por las que seguimos al pie del cañón, montando actividades y tirando adelante.

Gracias especialmente a aquellos que vinísteis no sólo a participar sino a organizar actividades: Maqui edicions que estuvo presentado su juego Tíbet, Alissea que se encargó de organizar el torneo de Helldorado, los chicos de La lanza del destino (Toni, Ignasi y René) que estuvieron montando partidas, Juan de Creacions Enigmàtiques que volvió una vez más a dirigir una partida de rol en nuestras jornadas... Y, por supuesto a todos los que estuvísteis echando una mano a mover mesas y sillas, a traer todo lo que hacía falta o a repartir publicidad y hablar de las jornadas con vuestros colegas.

Y, of course, gracias a todos los socios que estuvieron echando una mano en recepción, atendiendo el bar, preparando partida o haciendo de todo un poco. Sabéis, que sin vosotros sería imposible.



Os dejo algunas fotos de las jornadas para que veáis el buen ambiente que se respiró (a pesar del calor habitual del casal...). Podéis verlas picando aquí

Y a todos los que no vinisteis, esperamos veros en las próximas actividades (eso sí, ya para otoño que hará menos calorcita!!)

Brindad con nosotros para celebrar estos 20 años y para que sean, al menos, 20 más!!!

Como organizar un rol en vivo - Sistema de juego

Hoy hablaremos del sistema de juego: qué deberíamos tener en cuenta antes de elegirlo, que opciones tenermos... Esperamos que os resulte de utilidad

SISTEMA DE JUEGO

Una de las primeras cosas que debemos plantearnos a la hora de organizar una partida de rol en vivo es elegir el sistema de juego que utilizaremos.

Personalmente creo que el sistema de juego debe ser algo que no interfiera durante una partida y, mucho menos, en el caso de un rol en vivo. Si buscamos que los jugadores se sumerjan en su papel e interpreten durante toda la partida no podemos interrumpirles durante cinco minutos para hacer tiradas y más tiradas.

Lo ideal es lograr jugar sin que exista ninguna necesidad de hacer tiradas. Esto puede parecer imposible de base, sobretodo para todos aquellos jugadores y másters acostumbrados a juegos más tradicionales donde la resolución de cualquier tipo de conflicto se resuelve mediante tiradas. Pero no lo es. Únicamente requiere de una ambientación con ciertos límites. Por ejemplo, las ambientaciones de tipo más realistas o con unas limitaciones a la hora de enzarzarse en combate (los personajes están en un lugar vigilado, no disponen de armas, existen leyes al respecto…) , ayudan a que no sea necesario realizar tiradas durante la sesión.

En nuestras últimas jornadas organizamos una partida en el club en la que los personajes estaban invitados a una fiesta en la embajada de Banania. Los personajes eran “gente normal” (diplomáticos, ministros, espías…) y ya que no tenían ningún tipo de “superpoder” el jugador debía interpretar todas sus acciones (convencer a otros personajes, robar objetos que estaban realmente en juego, esconderse, mentir…). Como no queríamos que el sistema se interpusiera hicimos que los jugadores no tuvieran ficha, únicamente un historial que les explicaba quien era su personaje, qué motivaciones tenía para estar en la fiesta y qué objetivos debía conseguir. El no tener ficha con cifras (o bolitas) apuntadas ayudó a que nadie iniciara un combate. Además, al tratarse de una fiesta en una embajada no estaba permitido portar ningún tipo de armas y tenía una serie de guardias de seguridad que interrumpirían cualquier posible conflicto físico (lo cual también contribuyó a la ausencia de combates)

Obviamente esto no siempre es posible. Si queremos utilizar alguna ambientación ya predefinida (por ejemplo Vampiro, Leyenda de los cinco anillos…) los jugadores necesitarán tener una ficha donde estén reflejadas sus características, habilidades y poderes y las tiradas serán necesarias.

En ese caso yo prefiero optar por alguna de estas dos opciones:

- Utilizar una versión simplificada y lo más sencilla posible del sistema, eliminando reglas no básicas o simplificando las tiradas. Por ejemplo, aquí os dejo un link al sistema con el cual estuvimos arbitrando durante cinco años y medio una campaña mensual de Vampiro: la mascarada en el club. Un sistema más sencillo reduce el número de tiradas o al menos las agiliza y eso interrumpe menos la partida. El problema es que al modificar el sistema se puede desequilibrar el juego y si los jugadores no conocen el sistema pueden sentirse molestos o confusos por los cambios.

- Utilizar el sistema estándar del juego. Sí, esto puede resultar contradictorio con lo dicho anteriormente (y realmente lo es). Pero me he encontrado con bastantes partidas de rol en vivo que, por no utilizar el sistema estándar, utilizaban alguna versión propia de las reglas que era aún peor que el estándar… lo cual interrumpía y complicaba aún más el juego. Así que si no sabes cómo modificar un sistema o no tienes tiempo o ganas para ello, mejor utiliza el sistema básico. Al menos, algunos de los jugadores lo conocerán y podrán ayudar a resolver más rápido los conflictos.

Otra opción es utilizar algún tipo de sistema no dependiente de tiradas que aunque interrumpa el juego permita a los jugadores mantenerse durante el máximo tiempo posible dentro de personaje. Creo que esto se entenderá bastante mejor con un ejemplo.

En un rol en vivo basado en La llamada de Chtulhu que se jugó el año pasado en el club cuando un personaje debía realizar alguna acción con posibilidad de fallo (abrir una caja fuerte, descubrir si un objeto era auténtico o falso, descifrar un texto…) debía realizar un minijuego. Si tenía éxito en el minijuego conseguía su objetivo. En este caso por ejemplo para lograr abrir una caja fuerte era necesario resolver una cara de un cubo de Rubik; para autentificar un objeto, resolver un “encuentra las 7 diferencias” (o las 11 o las 20 en casos más complicados) y para descifrar un texto arcano era necesario descifrarlo realmente ya que estaba escrito mediante una fuente de letra extraña. El caso es que el sistema de minijuegos gustó mucho y se tiene intención de repetir en próximas partidas.

En resumen

- Utiliza un sistema lo más sencillo posible
- Si es posible evita las tiradas
- Si no es posible evitar las tiradas prueba a utilizar sistemas simplificados o sistemas no dependientes de tiradas.

Podéis ver el resto de artículos publicados hasta el momento en los siguientes links:
  1. Tipos de roles en vivo
  2. Sistema de juego
  3. Personajes
  4. Tramas.
  5. Masters.

El Collar de la Sangre - II concurso de relatos

Aquí tenéis un nuevo relato de los presentados para el II concurso de relatos breves de Kritik. Este relato está escrito por Urbin

El Collar de la Sangre


─¡Garnithor Bloodline! ─gritó el caballero alzando su espada─. Quedáis arrestado en el nombre del rey por quebrantar la paz y practicar la nigromancia. Deponed vuestras armas y rendíos sin oponer resistencia.
El nigromante se volteó lentamente mientras el viento azotaba su túnica oscura y su pelo rojizo. Su piel era blanca como la luna y su mirada inquieta y tenebrosa, con un ojo verde y otro azul.

─Sir Blackmoon, Lord Alto Paladín ─dijo Garnithor con una reverencia─. Qué gran honor. Podéis llamarme Garn.

─Dejaos de palabrería, brujo ─escupió el caballero─. Arrojad las armas y rendíos.

─¿Para que se me acuse de qué? ─preguntó Garn, jocoso─. ¿De quebrantar la paz y practicar la nigromancia? ─Garn soltó una carcajada─. ¿Y qué hay de la sodomía, la necrofilia, la profanación y la adoración de dioses oscuros? ¿No se me va a juzgar por eso? Estos paladines, siempre quitándole mérito a la labor de uno. Además ─dijo mientras sus ojos brillaban con una tonalidad rojiza─, yo no practico nigromancia, ¡la domino!

Una llamarada de color verde intenso surgió de los ojos del nigromante y se abalanzó sobre Sir Blackmoon, engulléndolo. Cuando el torrente verdoso cesó, la capa blanca del paladín se había convertido en ceniza y toda su armadura humeaba llena de quemaduras.

Sir Blackmoon había sobrevivido por los pelos, interponiendo su espada, que había detenido gran parte de las llamas. El casco que guardaba su cabeza se resquebrajó y cayó al suelo hecho pedazos, permitiendo que su corto cabello dorado, humedecido y despeinado por el sudor y el peso del casco, quedara expuesto al fuerte viento de la colina.

─Me tomaré eso como que os resistís a la justicia del rey ─dijo el caballero sin apartar sus ojos azules de su rival─. Así sea.

El paladín avanzó, espada en mano, hacia su enemigo, destrozando bajo el peso de su armadura los trozos de barro endurecido que reposaban sobre la tierra batida. Garn sonrió y, con un ligero gesto de su mano izquierda, dotó de animación los cuerpos enterrados bajo el suelo que pisaba el paladín. La tierra se sacudió, y de ella surgieron manos esqueléticas, arropadas con restos de vestimentas podridas y trozos de malla desgastada, que intentaron aferrarse a las botas y las canilleras de la reluciente armadura del paladín. pero este no les prestó la menor atención, apenas estas manos rozaron el aura sagrada que lo cubría, quedaron convertidas en ceniza y fueron arrastradas por el viento.

Sir Blackmoon descargó un golpe con su espada, enviando un haz de luz hacia su rival, que simplemente se ladeó mientras en sus labios aun brillaba una sonrisa mezquina y cruel. El caballero descargó su espada una vez más, hendiendo el aire en estelas de humo ligero y enviando a su rival haces de luz cortante, que simplemente esquivó.

La brillante espada humeaba, casi tan cansada por el esfuerzo como su portador, que respiraba con dificultad.

─¿Eso es todo? ─preguntó Garn tras esquivar el último de los haces─. ¿Eso es todo lo que puedes hacer? ─el nigromante ya no parecía divertirse─. Entonces tendré que matarte.

El hombre alzó su mano y hendió con ella el aire. De su dedo índice surgió un látigo de pura oscuridad que lo acertó en el hombro, destrozando la hombrera que lo protegía en un millar de piezas brillantes. El paladín se llevó la mano al hombro y contuvo un aullido de dolor, mientras la sangre empezaba a emanar del corte, manchando la armadura de rojo. Garn movió la mano una vez más, acertando esta vez en una rodillera y precipitando al caballero hacia el suelo. La rodilla sangrante se hundió en la tierra batida, ahogando la quemazón en la humedad del suelo, al tiempo que nuevos brazos agarraban el cuerpo del paladín, carente de su aura sagrada, y le desprendían la espada de la mano.

Garn rió mientras el viento sacudía su larga melena rojiza como la sangre.

─Matarte para volver a levantarte sería divertido ─rio el nigromante mientras se acercaba a su rival derrotado─. Incluso podía volver a matarte un par de veces más, por pura diversión ─una nueva carcajada rivalizó con el sonido del viento de la colina─. Pero incluso con las mejores artes de la oscuridad, el cuerpo levantado sería apenas un cascarón vacío. Y sería un desperdicio echar a perder tanta devoción y habilidad.

El paladín estalló en carcajadas.

─Seguro que cuando le dices eso a un paladín, este se muere de miedo ─se carcajeó con ganas el hombre.

─¿Qué? ─preguntó sorprendido el nigromante.

─Ese pelo rojizo, es bastante impropio de un ser oscuro como tú ─el paladín dejó ver su brillante sonrisa blanca─. Tu pelo debería ser negro, o tal vez blanco.

─¿Qué diablos farfullas? ─preguntó Garn algo sorprendido─. ¿Me estás tomando el pelo?

─Blanco ─anunció con deleite el paladín─. Definitivamente blanco.

La armadura estalló.

Una humareda negra inundó el lugar y Garn se protegió el rostro con las manos, y suerte que así lo hizo, pues de no hacerlo el frasco que se estrelló contra él le hubiera dado de lleno en las narices. El cristal se rompió y el contenido del frasco, un producto viscoso y con olor a amoníaco, se esparció por su cabello, sus brazos y le escoció en los ojos.

El nigromante gruñó por el escozor, al tiempo que sentía como una mano se hundía hasta el fondo de sus ropas y le arrancaba un collar que había llevado en torno al cuello. Intentó detener los dedos que le robaban, pero no fue lo suficientemente rápido y la cadenita se le escurrió con un suave tintineo.

Por fin, el viento de la colina despejó la humareda y, donde antes hubo un paladín arrodillado y sangrante, ahora sólo quedaban algunos trozos de manos pútridas, que se revolvían por el suelo intentando recuperar el brazo al que habían estado unidas. Y no había rastro de sangre.

El nigromante se giró enfurecido y se encaró hacia una sombra ataviada con una capa negra, que hacía girar el colgante con una mano enguantada. Al verlo, el brujo frunció el ceño, mientras los trozos de su cabello en los que había impactado el mejunje se volvían de color blanco, dejándole el cabello rojizo a clapas.

─¿Quién o qué coño eres tú? ─inquirió furibundo el nigromante.

La silueta sonrió y se guardó el colgante en un bolsillo interior de la ropa. La capucha negra sólo descubría de él la barbilla y los labios, por lo que su rostro quedó oculto de la luz de la luna.

─Soy Garnithor Bloodline ─gritó el encapuchado con la propia voz del nigromante─. Maestro nigromante y heredero del trono de sangre. Podéis llamarme Garn.

El auténtico Garn escupió al suelo.

─Prefiero llamarte hombre muerto.

Una llamarada verdosa surgió de los ojos del nigromante pero, ante su sorpresa, su rival efectuó el mismo movimiento y ambas llamas chocaron en el aire.

─¡No es posible! ─gritó el auténtico Garn.

Cargó con sus látigos de oscuridad, pero estos chocaron con sus homónimos en el aire y se convirtieron el polvo. El impostor avanzó y entonó con un tono rotundo y utilizando la voz de Sir Blackmoon.

─¡En el nombre de la luz!

La espada brillante volvió a aparecer en sus manos y trazó en el aire un arco humeante, que se convirtió en un haz de luz. Esta vez el golpe impactó de lleno en el peto de cuero que vestía Garn bajo la túnica y lo desgarró, haciendo brotar la sangre de su pecho blanquecino. El auténtico Garn cayó al suelo.

─No puede ser ─dijo el nigromante mientras observaba la luna─. Se puede imitar una voz, un vestido... se puede engañar a los hombres... pero este hombre se ha burlado de los dioses... y de mí...

─Un auténtico maestro del disfraz ─dijo el impostor utilizando una voz que no era la suya ni la del paladín─. Aprende a copiar hasta el último detalle, hasta el último gesto. ¡Copiamos el alma! Ni siquiera los dioses son capaces de discernir la diferencia.

─Eres... ─a Garn le dolía demasiado el pecho para hablar.

─Este colgante perteneció a mi familia ─dijo el maestro del disfraz─. Puede que algún día volvamos a vernos, nigromante. Disfruta de la frescura de la noche.

Y en una nueva explosión de humo, la silueta desapareció.