¡Alto! ¿Estoy leyendo en el blog de un club de rol las vacaciones de un friki?, se preguntará el avisado lector. No, por supuesto que no, y eso, por dos razones: una, que cuando yo empecé a jugar a rol esa palabra se escribía de otra manera y se refería a… bien, seamos, políticamente correctos, personas con un aspecto físico tan extraño que alguien pagaría por verlas, no a jugadores de rol. Esta definición podría llevarnos muy lejos… de este blog. Segundo, porque, precisamente, estaba yo lamentando verme inmerso en la masa “normal” y, sobre todo, sufriéndola: a mi alrededor tenía a la mitad de Barcelona, y a un 50% de Madrid.


Los distintos edificios administrativos del palacio nos sugieren la intriga política de un imperio enorme en una opulenta capital, sultanes en medio de pachás corruptos y de un cuerpo de élite como los jenízaros, herederos de las más profundas tradiciones de los pretorianos romanos, consentidores en estrangulamientos y muertes misteriosas y fulgurantes ascensiones al trono, o numerosas concubinas —creo recordar que en unos quinientos años de historia del imperio otomano, solo cuatro sultanes se casaron— con sus hijos en la carrera hacia el trono u otros cargos menores pero también prestigiosos y lucrativos. ¿Nadie ha creado un juego de tablero o una campaña con este argumento? Mujeres y Ministros podría ser un título con gancho, o quizá Vilezas y Visires…
En las numerosas cisternas de la época bizantina que quedan por la ciudad ya se han ambientado escenas de acción e intriga de espionaje (Desde Rusia con Amor, 007) y también el muy recomendable Constantinopla Nocturno. Nadie sospecharía que en la Cisterna de Justiniano hay un bar con neones que parece sacado de Blade Runner, Desafío Total … o un modulo de Cyberpunk o Shadowrun.
Por supuesto, las cisternas pueden ser un escenario increíble para los Misterios y Monstruos que podemos encontrar en una enorme ciudad, los restos de antiguas civilizaciones o secretos innombrables que nadie debería sospechar custodiados por gentes de miradas aviesas y de etnias difícilmente identificables por el tenaz investigador.
Mucho más satisfecho, me fui a buscar un lugar donde comer, alejándome de donde estaba hasta que deje de oír hablar español, ciertamente satisfecho de haber encontrado el punto de vista adecuado…

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